De creer al diario británico The Financial Times, los funcionarios de la Unión Europea que vayan a Estados Unidos para participar en las reuniones de primavera del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo harán con las precauciones que se toman normalmente para viajar a países hostiles o donde puede haber espionaje.
De hecho, la preparación podría llevar a medidas de contraespionaje como el uso de teléfonos desechables: parte de la lógica es que dado que hay conversaciones y negociaciones comerciales y financieras muy importantes, algunos servicios de espionaje podrían tratar de obtener información confidencial, como ellos dicen ocurre en China.
“Les preocupa que los Estados Unidos se infiltren en los sistemas de comisiones”, declaró un funcionario citado por el periódico.
Pero el reporte subraya que al apuntar a Estados Unidos como un riesgo potencial para la seguridad, pone de relieve el deterioro de las relaciones desde el regreso de Donald Trump a la presidencia en enero.
Más aún, para muchos fuera de Estados Unidos esa es una nueva señal de crisis en la alianza atlántica, y de que las acciones de Trump buscan la "desglobalización".
Y ese puede ser un problema.
Al margen de los resultados de la situación actual, el presidente Trump y quien lo suceda enfrentarán una situación en que nadie pensó jamás que ocurriría: cómo recuperar la confianza de los inversionistas y de los que hasta hace una semana se creían aliados o socios estadounidenses.
"Aún en la mejor circunstancia hemos perdido enorme credibilidad en el mundo", dijo Larry Summers, exsecretario del Tesoro.
Ciertamente, ningún país, excepto tal vez China, rechaza la posibilidad de negociaciones comerciales con Estados Unidos, el mayor mercado consumidor y la mayor potencia económica del planeta, pese a desventajas como las creadas por los tamaños y la importancia del mercado.
Pero eso no quiere decir confianza. Por un lado, los choques políticos del gobierno Trump con antiguos aliados y acercamientos con algunos de sus adversarios, como en el caso de la política hacia Ucrania, anuncian una fractura de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); al mismo tiempo, literalmente se enfrenta con el resto del mundo a través de tarifas arancelarias que pueden llevar a una recesión generalizada mientras en lo interno trata de imponer al Ejecutivo como poder predominante, e impone medidas que para sus críticos cuestionan no solo el carácter democrático del país sino incluso la confiabilidad de su sistema legal.
Las implicaciones son considerables. En el momento actual, parece haber coincidencia en que los Estados Unidos de Trump se han convertido en el principal foco de inestabilidad geopolítica y económica, pero no pueden ser ignorados ni aislados. Es tiempo, pues, de buscar tratos alternativos y reducir riesgos.
Porque hoy, la incertidumbre emana del país más poderoso del mundo.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE
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