Después de que el papa Francisco fuera hospitalizado por problemas en sus vías respiratorias, que derivaron en una neumonía bilateral y una insuficiencia renal leve, sus detractores iniciaron una campaña de desinformación sobre su estado de salud.
El Papa, con prestigio de incluyente y modernista, nunca ha sido bien visto en el ala ultraconservadora de la Iglesia católica, basada principalmente en Estados Unidos y en el mismo Vaticano.
En plataformas como Facebook, Instagram, X o TikTok han circulado imágenes de Francisco vestido con una túnica blanca acostado en una camilla y con una máscara de respiración, que, por supuesto, es falsa. Los textos que acompañan esa imagen señalan que el Papa está muy grave o que murió.
Se habla de que recientemente firmó su renuncia para abdicar al cargo, el asunto es que sí lo hizo pero no ahora, sino en marzo de 2013, cuando asumió su pontificado, bajo la condición de que si alguna limitación de salud le impedía ejercer su cargo, se haría efectiva.
No fueron pocos los que rebotaron la noticia de que Jorge Mario Bergoglio tenía un doble, que el Papa auténtico habría fallecido hace meses. Estas campañas están impulsadas y patrocinadas por blogs ultraconservadores y miembros de corrientes que se sienten traicionados por Bergoglio como el Opus Dei, los Kikos, Comunión y Liberación o el Sodalicio, con el aval de los adversarios del Papa en la Curia.
Me refiero a los cardenales Robert Sarah, Raymond Burke, Gérard Ludwi Müller o el exnuncio Carlos Maria Viganó, quien fue excomulgado recientemente por Francisco, pero que es muy cercano de Donald Trump, todos ellos se han dedicado a difundir nuevas enfermedades del Papa, supuestos cambios de humor o infundios sobre su salud mental.
Junto a ello, y gracias a la financiación de varios think tank cercanos al movimiento MAGA en EU, grupos cercanos al argentino Javier Milei y al brasileño Jair Bolsonaro, estos sectores llevan varios años convocando reuniones en Europa, a los que invitan a cardenales y obispos para confabularse.
La idea ha sido siempre planear la caída de Francisco, un Papa que abrió la puerta a los divorciados, a la comunidad homosexual, a la defensa de los migrantes y que ha posicionado a la mujer con mayor presencia en las estructuras de la Iglesia católica, como es el caso de la recién nombrada Raffaella Petrini, gobernadora del Vaticano.
Parte de sus políticas han enfurecido al llamado lobby gay, sobre todo al ordenar dejar de encubrir los abusos sexuales en las entrañas de esa institución. Además, tras su llegada comenzó una reforma en el llamado Banco Vaticano y la sacudida ha dolido a muchos.
Es un Papa histórico, porque es el primer latinoamericano en el cargo, esa elección no fue de a gratis, el continente americano es por mucho el que tiene la mayoría de los feligreses y no Europa, de un total de mil 400 millones. Le tocó cohabitar con Benedicto XVI, quien decidió abdicar y que era contrario a sus posturas.
Lo cierto es que Francisco ya dejó claro que no va renunciar, que tiene claro que el papado es hasta la muerte, aunque eso les revuelva el estómago a sus detractores, quienes ya se enfilaban para inferir en el próximo Cónclave, su gran oportunidad para retomar el control.
POR ISRAEL LÓPEZ GUTIÉRREZ
COLABORADOR
@PAPADEPONCHO
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