“Mi prioridad absoluta será fortalecer Europa lo más rápido posible para que, paso a paso, podamos lograr realmente la independencia de los EE.UU.”: Friedrich Merz.
Lo sucedido en Alemania nos refleja una clara tendencia de lo ocurrido en las elecciones europeas, en las de Reino Unido y en los comicios anticipados en Francia. Grosso modo esta es la fotografía de las últimas elecciones en Europa. 1) A priori se destaca el avance de los partidos de ultraderecha; 2) en la jornada electoral existe más participación de lo habitual; 3) los resultados sitúan a la izquierda con avances pero imposibilitados para gobernar; 4) los discursos extremistas avanzan, pero se le da al centro la oportunidad de gobernar. En esta fotografía, la inestabilidad de los gobiernos, la comunicación política, los canales de difusión, los discursos de odio y los peligros del exterior, así como el viraje de votación de los jóvenes, ha sido una constante.
Muestra de lo anterior fueron las elecciones en Alemania, comicios anticipados por la dilución del gobierno de Olaf Scholz y su Partido Socialdemócrata (SDP), en coalición con el Partido Democrático Libre (FDP) y los Verdes. La participación de la sociedad alemana se disparó a más del 80%, cifra no vista desde la reunificación en 1990 y dejó unos resultados que dieron por ganador -al otro partido de centro, pero cargado a la derecha-, la Unión Cristianodemócrata (CDU), que junto con su partido hermano obtuvieron el 28.6 % de los votos; la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) logró ser el segundo partido más votado, con un máximo histórico de 20.8%; el Partido Socialdemócrata (SPD) obtuvo el 16.4%; seguido por el Partido de los Verdes, quienes lograron un 11.6%. Sorpresa aparte fue lo realizado por el partido de extrema izquierda, Die Linke, quien obtuvo el 8.8% de las preferencias.
Estos resultados se dieron después del acercamiento de Trump y Putin para “terminar” la guerra en Ucrania, pero dejando a esta fuera de las negociaciones y, también, a la Unión Europea. Suceso que alertó a Friedrich Mertz, candidato ganador de CDU y virtual canciller si logra hacer coalición con los socialdemócratas, quien en los últimos días de campaña se volcó hacia una estrategia centrada en recuperar el valor de Alemania dentro de la UE, alejarse de Trump y Putin, así como señalar el peligro de la AfD y su posible coalición con rusos y estadounidenses.
Aunado a estas lecciones electorales alemanas (y europeas), la jornada del domingo nos deja claro que Alemania pasa por una crisis gubernamental, económica y política “post Merkel”, canciller por 16 años que supo dirigir el avance político de la UE, estabilizar a Alemania y lidiar de gran manera con Putin y Trump. Hoy, a tres años de comenzada la invasión rusa en Ucrania, se sigue extrañando a Merkel. Otro dato interesante es la tendencia de voto de la población joven, las mujeres de este grupo etario son más proclives a hacerlo por la izquierda y los hombres por la derecha; también resulta evidente el desencanto que ha tenido los Verdes en este sector poblacional.
Así, el conservador de centro-derecha, Merz, ha dicho de manera firme que no hará alianza con el Afd, pero tampoco con los Verdes, pues no pretende repetir el error de Scholz y gobernar a “tres bandas”, por lo que parece que la coalición gobernante solo será entre los partidos de centro (derecha e izquierda) CDU y SPD. Asimismo, reveló que seguirá con la agenda de regulación a la inmigración (tema álgido después de los atentados en Múnich), economía y fortalecer a la UE, así como abordar la permanente discusión acerca de la OTAN. Se vienen tiempos complejos.
POR ADRIANA SARUR
COLABORADORA
EEZ