Existen innumerables factores que pueden interferir en una buena noche de sueño. Para lo cual se recomienda antes de ir a la cama leer un buen libro, escuchar música relajante o meditar. Y evitar antes de dormir algunas actividades que puedan provocar un mal sueño como cenar en exceso, ver películas o noticias que nos alteren, y tratar resolver preocupaciones o inquietudes que nos estresen, entre otras recomendaciones.
Sin embargo, a mi como a muchos, en esta ocasión me fue prácticamente imposible sustraerme a una reflexión que ha venido dando vueltas en mi cabeza a partir de los comentarios, posicionamientos, visiones y pronósticos que he venido escuchando por una buena cantidad de personajes entre los que se encuentran analistas, abogados, un buen número de aspirantes a los distintos cargos que van desde el máximo tribunal hasta los los diferentes circuitos y también de personajes involucrados de manera directa o indirecta en la elección, una vez aprobada la Reforma Constitucional del Poder Judicial que dió inicio al primer proceso electoral por voto popular de las personas juzgadoras que aspiran a ocupar los 881 cargos que se votaran el próximo 1o. de junio de este año.
¿Hasta donde va a llegar Morena y cual es su límite? Creo que aún nadie lo sabe.
Porque lo cierto, es que el día de hoy, con una mayoría absoluta construida artificial y tramposamente en el Congreso de la Unión, a través de la manipulación, la extorsión, la compra del INE y del Tribunal Electoral, quienes a su vez, con el 75% de los votos le armaron a Morena y su 2o Piso de la 4T, una mayoría legislativa que le esta permitiendo hacer y deshacer con la Constitución y con el marco legal lo que le venga en gana.
Para de esta manera, darse el lujo de destruir todo lo que el país había logrado avanzar democráticamente. Respaldados en una supuesta mayoría electoral de tan sólo 35 millones, de un padrón electoral de 100 millones de votantes. Es decir, que por imposición propia, Morena con el 35% de los votos se asumió mayoritario y se agandalló todo. Gracias a dos circunstancias definitivas:
La primera. La irresponsabilidad partidista de los gerentes del PAN, del PRD y del PRI, quienes ante su inactividad, improvisación, falta de visión y preparación para llegar a el proceso electoral del 2024, respaldaron a una candidata que carecía de proyecto de nación, llevando a cabo campañas totalmente desarticuladas, sin estrategia y sin propuesta, lo que provocó que una buena parte de la sociedad se inclinara a votar por Morena. Ya que a pesar de que todo y aunque a muchos no nos guste, si bien no era lo mejor y tampoco contaba con un proyecto de nación, sí era lo más organizado y articulado que había en ese momento
La segunda. El respaldo leonino del INE y del Tribunal Electoral hacia Morena, para que pudiera asumir una mayoría absoluta que en automático le otorgó facultades para modificar el entramado legal del país.
Bajo estas circunstancias apareció la primera elección del Poder Judicial de la Federación, donde muy al estilo de Morena, no tuvieron el más mínimo empacho para dejar en manos de un resentido del Poder Judicial como lo es Arturo Zaldívar, poner las reglas de la Reforma Constitucional y las leyes secundarias asociadas, para llevar a cabo un cambio sin cambio.
Que consistió (sin un diagnóstico serio, responsable y veraz), en eliminar de tajo a todas las personas juzgadoras del Poder Judicial para sustituirlas sin una estrategia clara, por un nuevo Poder Judicial resultado de una elección. Cuyo único sustento se reduce tan sólo a una propaganda que ofrece acabar con la corrupción y el nepotismo (sic), dicha desde el púlpito y en boca del régimen más corrupto y nepotista que ha tenido nuestro país en toda su historia, representado por Andrés Manuel López Obrador, Morena y su primer y segundo piso de la 4T.
Sobretodo, y esto sí que es lo más delicado. Sin proponer una modificación sustancial en la impartición de la justicia en México.
Nuevamente me pregunté:
¿Todo esto, a donde va a llegar?
La respuesta fue:
¡A donde quieran! Porque ya se quedaron con todo, ya destruyeron al Poder Judicial, ya se quedaron con los billonarios recursos de los trabajadores en el Infonavit, y en resumen, pueden destruir lo que quieran.
Por mi parte, y sin hacer caso a las recomendaciones de los especialistas de la Clinica Mayo en los Estados Unidos y tampoco a los sabios consejos de mi abuela me fui a la cama con toda esta serie de reflexiones hasta que el cansancio del día me venció y me quedé dormida.
Durante el sueño comencé a observar como las y los candidatos a ministros de la democracia morenista, en una escena de ultratumba, se ponían de acuerdo con los gobernadores para preparar la eleccion del 1o. de junio del 2025, y les pedían no únicamente los votos, sino también las movilizaciones y su financiamiento, con el incentivo de que podrían controlar no únicamente a los juzgadores locales en cada uno de sus Estados, sino que ahora lo podrían hacer con los juzgadores federales, eliminando cualquier viso de la imparcialidad que en cualquier parte del Universo mínimamente se requiere para la aplicación de la justicia.
De repente, observe miles y miles de boletas electorales, que previo al día de la eleccion estaban siendo copiadas para que las clientelas electorales movilizadas por los siempre imparciales Siervos de la Nación, que a su vez eran dirigidos por un ejército de mapaches operadores electorales venidos del desperdicio del PRI, PAN y PRD, capacitaban, organizaban y se aseguraban de que las personas acarreadas a los centros de votación memorizaran las boletas, la forma y por quien tenían que votar.
En otra esquizofrénica escena que parecía sacada de una película de Kubrick, veía a los mismos mapaches electorales con rostros deformes y ojos vidriosos dentro de una pestilente y lúgubre caverna, hacer compromisos matemáticos sobre las metas electorales derivadas de la movilización, y al mismo tiempo podía yo ver como una buena parte de candidatas y candidatos desde ministros hasta secretarios que aspiraban a ocupar los 881 cargos, se formaban en las oficinas de Morena y de los gobernadores, para suplicar su respaldo, y como éstos y los esquiscientes cuadros de Morena, expresaban al mismo tiempo su voluntad de apoyarlos bajo el lema de que “amor con amor se paga”.
También observaba yo como todo el marco regulatorio establecido desde la Constitución era violentado, por una enorme manada de voraces hienas que gritaban “no me vengan con que la ley es la ley” “porque podemos, aquí se hace lo que nosotros sabemos hacer y la población tendrá que aceptar lo que digamos” mientras con sus babeantes fauces desgarraban la piel de la Justicia todavía con vida.
“Nosotros, somos la mayoría y eso nos autoriza a pasar por encima de todos, y como en junio de 2024, también en la eleccion del Poder Judicial, las candidaturas triunfantes serán las que diga Morena” continuaban vociferando.
Sin importar ni reparar en que esos 35 millones de votos, con los que presumen ganaron los candidatos de Morena y la 4T en junio del año pasado, provinieran de las movilizaciones de los programas sociales, de los electores switchers que decidieron votar por la única opción articulada que había (aunque ésta no tuviera oferta de futuro), particularmente, de la intervención directa del crimen organizado, quienes fueron respaldados y organizados desde Palacio Nacional.
En ese momento desperté sobresaltada, sin poder salir de mi asombro y zozobra me di cuenta que había sido tan solo una horrible pesadilla (jajajajaja), y enseguida me pregunte: ¿hasta dónde el hartazgo de los ciudadanos podrá aguantar estas formas que han significado para nuestro país, un enorme retroceso respecto a lo que (subrayo) la sociedad democrática mexicana, que no el pueblo, ya habíamos logrado.
Porque como en todo ciclo político, evidentemente vendrá una ola de hartazgo a poner los límites, y en su lugar a cada uno en la historia, y muy probablemente tendrá que ser en en tres momentos:
i) En la posible participación de la sociedad para defenderse de la irrupción del gobierno cuatroteísta al Poder Judicial, en el 2025.
ii) En la eleccion del 2027, donde la sociedad deberá reaccionar respecto al insostenible desastre y corrupción que han representado Morena y su falaz 4T en la Cámara de Diputados, en los Gobiernos estatales y en los Congresos locales de todo el país.
iii) El tercer momento será en la elección del 2030, en donde ya sin Donald Trump como presidente de los Estados Unidos y sin la costosísima 4T, los mexicanos empecemos a construir una ruta ciudadana hacia el México de la segunda mitad del siglo XXI.
Por otra parte, he de confesarles que sentí un gran alivio cuando me percate que solo se trataba de un mal sueño.
Porque me cuesta mucho creer que alguien en su sano juicio pudiera estar pensando o ideando lo que en mi pesadilla sucedió, para retroceder 50 años sin ninguna consecuencia.
Sobretodo, porque de ser así estaríamos viviendo un escándalo de magnitudes inimaginables, que podría llegar a provocar la caída estrepitosa de la primera presidentA con “A”. Porque ya nadie cree en el discurso de la anticorrupción, del antinepotismo y la democracia de Morena y su 2o Piso de la 4T.
Y no es pregunta
POR MARTHA GUTIÉRREZ
@MarthaGtz
Analista, Consultora Política y Vocal del Consejo Directivo Del Instituto de Política y Gobernanza, A. C.
MAAZ