Columna Invitada

México 2025

En 2025, México deberá encontrar un balance entre mantener la cooperación comercial y diplomática, especialmente en temas como migración, seguridad fronteriza, narcotráfico especialmente fentanilo, y los acuerdos comerciales

México 2025
José Lafontaine Hamui / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Con el inicio de 2025, México se encuentra en un momento crucial para definir su rumbo. Estas fechas son un buen momento para reflexionar sobre lo que queremos ser y convertirnos como país. Este nuevo año trae consigo enormes desafíos, pero también áreas de oportunidad para el gobierno, los ciudadanos y el futuro colectivo de la nación.

En un país donde el discurso político supera los datos duros y la evidencia científica, el universo paralelo del que nos habla la clase política mexicana, requiere evolucionar nuevamente al lugar donde el rigor y la razón vuelvan a guiar las decisiones gubernamentales. Los dogmas deben dar paso a los datos, y los discursos sin sustento deben ceder ante la evidencia.

2025 debe ser el año en que se prioricen políticas basadas en hechos y análisis, dejando de lado ideologías polarizantes y ambiciones políticas, debemos como país dejar atrás a López Obrador y concentrarnos en nuestra nueva realidad, guste o no a los actores políticos.

Ricardo Raphael se pregunta en su libro “El Otro México” «¿Quiénes somos los mexicanos?». En nuestra historia esta pregunta no ha sido tan frecuente como hoy podríamos suponer. Durante largos periodos fue irrelevante porque la normalidad afecta poco a los seres humanos, hasta que una crisis nos regresa a las interrogantes fundamentales como ¿Quiénes somos los mexicanos? La simple observación de los acontecimientos y cambios de los últimos años confirma la convulsión por la que estamos atravesando y nos deja sin respuesta a la pregunta. Podemos suponer que la hegemonía de Morena ha sido el principal motivo para tan obsesiva búsqueda de transformación; sin embargo la cuestión va más lejos: los años que estamos viviendo no son normales. El país entero está sometido a una sacudida tan rápida que resulta difícil comparar nuestra época con otra. Continúa Raphael señalando que “la violencia que se ha apoderado de la casa, la injusticia persistente, el futuro incierto, el no lugar que tenemos en el mundo, o la migración masiva de nacionales al país vecino” nos deja sin reconocernos. Con tales síntomas es difícil escaparse a la duda y más lo es encontrar respuestas satisfactorias que nos puedan llevar a la ruta del bienestar real más allá del discurso.

Pero, ¿cómo encontrar respuestas si México se debilitó enormemente con la desaparición de organismos autónomos? Los gobiernos no son transparentes per se, sólo rinden cuentas cuando se les exige, y visualizo que estamos lejos de que se nos garantice la transparencia y la rendición de cuentas sin la estructura de estas instituciones. Sin embargo, en el sexenio pasado existían y tampoco se garantizó ni la transparencia ni la rendición de cuentas, por ello vale ser pragmáticos y dejar de fantasear con un país que no somos. Mejor aceptemos  que tendremos un gobierno opaco, pero podemos presionarlo a ser eficiente, y lo más importante; un gobierno responsable de las finanzas públicas, si quiere seguir regalando dinero, tendrá que aprender a generarlo primero, y pensar en el mediano y largo plazo.

Este año, la relación con Estados Unidos será un factor determinante. Como principal socio comercial, su cercanía tiene dos caras, ser una fuente de prosperidad o una causa de conflicto. No ayuda al próximo presidente, cuando menos en apariencia. Este 2025, México tiene la oportunidad de fortalecer su posición estratégica, buscando acuerdos que beneficien a ambas naciones y mitiguen las tensiones políticas. En 2025, México deberá encontrar un balance entre mantener la cooperación comercial y diplomática, especialmente en temas como migración, seguridad fronteriza, narcotráfico especialmente fentanilo, y los acuerdos comerciales. El debilitamiento del Estado de derecho no ayuda a proteger sus intereses soberanos, aunque parezca paradójico. Debemos encontrar la destreza y diplomacia para afrontar los retos derivados de medidas proteccionistas anunciadas y cambios en las políticas migratorias.

Nuestra identidad como mexicanos está cruzando un punto muerto dentro del país. El desafío más profundo será superar las divisiones sociales que tanto polarizó el ex presidente.  El discurso actual debe ser inclusivo y conciliador, dejando atrás la narrativa de "adversarios".  Ya ganaron; ahora a gobernar y gobernar bien en favor de todos; trabajar para todas y todos, sin excepciones. En este contexto, las autoridades y los políticos de Morena y aliados tienen la responsabilidad de ejercer su liderazgo con independencia y criterio propio, priorizando el bienestar de sus comunidades sobre lealtades políticas, ya que la oposición es absolutamente irrelevante.

El discurso público debe ser una herramienta para construir puentes, no muros. La inclusión y la diversidad deben ser los pilares de una nación que aspira a la equidad y la justicia social. Las autoridades y líderes de opinión tienen una obligación moral de fomentar la unidad, dejando atrás las confrontaciones, y el gobierno imitador dejar de seguir culpando gobiernos anteriores de sus errores saltándose administraciones enteras como la pasada al juzgar y culpar.

No es noticia que la geografía de nuestro país lo convirtió en el corredor clave para el tráfico de drogas, armas y personas. Para fortalecer la seguridad transfronteriza que tanto reclama EU, debemos fortalecer nuestra seguridad interna; si bien se  han visto ajustes en la lucha contra el crimen organizado en comparación con el sexenio anterior que sin duda resultarán beneficiosos para la relación comercial y política más importante que tenemos, también lo es que nos falta mucho por avanzar.

Es urgente mejorar nuestra imagen internacional, misma que hemos deteriorado profundamente, sólo por señalar unos cuantos; el conflicto cultural esquizofrénico con España exigiendo perdones ridículos; la cercanía con la peor ralea de países de América, y la lucha constante para destruir y acabar con el Estado de derecho, más el crimen organizado en nuestro país, nos han afectado mucho en la percepción y credibilidad. Debemos explotar lo que tenemos, incentivar el turismo, las ventajas de ser vecino de una economía como la de EU; respetar al Estado de derecho y la ley cuando se trata de intereses extranjeros y desde luego los nacionales, utilizar como herramienta la diplomacia pública para fortalecer nuestra imagen internacional, debemos ser proactivos con el discurso referenciado a nuestra política internacional y no reactivos a lo que dice en un rally el próximo presidente de Estados Unidos.

Pero no todo depende de las autoridades. La ciudadanía juega un papel fundamental. Más allá de la crítica, es momento de pasar a la acción, de participar activamente en la construcción del país que queremos. Desde el voluntariado y participación en el gobierno, hasta la vigilancia del ejercicio público, cada acción contribuirá al cambio que necesitamos.

2025 debe ser un año de reflexión, construcción y esperanza activa. México requiere mucho más que divisiones y discursos vacíos. Merece unidad, progreso y un futuro en el que cada ciudadano tenga voz y oportunidad. México debe transformarse sin duda, no sé si en la Cuarta, el Segundo Piso, la Sexta o la Primera Transformación, pero debe hacerlo este año, y no dejarlo para otros sexenios como lo hemos visto tantas veces, empezando por el anterior.

POR JOSÉ LAFONTAINE HAMUI

ABOGADO

EEZ

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