Primer lunes de enero, día de Reyes. Dos veces suena mi teléfono, una temprano y la segunda a punto de caer la noche. Fueron llamadas de auxilio: dos mujeres en riesgo feminicida. No lo sabían, se enteraron por mí aunque ya sospechaban que algo andaba muy mal. Se activan los protocolos de auxilio del Consejo Ciudadano de la CDMX.
Segundo lunes de enero, Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, un trastorno identificado por la mitad de quienes la padecen, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud. En México, según la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado 2021, el 19.5% de las mujeres la tiene y, de hecho, es la principal causa de discapacidad en ellas. La salud mental es un derecho, pero pocas lo saben.
La emoción de estrenar año se opaca cuando vemos los datos de una realidad que bien podría, y debería, deprimirnos colectivamente. De enero a noviembre de 2024 se registraron dos mil 409 homicidios dolosos contra mujeres y 762 feminicidios en nuestro país, que se encuentra en tiempo de mujeres pero a muchas aún no les llegan los beneficios. El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública deja estas cuentas: siete homicidios dolosos y dos feminicidios cada día.
Las estampas iniciales de este texto no son fenómenos separados. Estudios del Instituto Nacional de las Mujeres revelan que las mujeres violentadas tienen tres veces más probabilidades de desarrollar depresión. En Ola Violeta AC hemos documentado cómo la violencia psicológica de género alimenta un círculo vicioso donde el maltrato diezma la autoestima y crea un caldo de cultivo para la tristeza, desesperanza e incluso ideación suicida.
Colgué la segunda llamada del 6 de enero y no podía creerlo. Vaya forma de arrancar la primera semana del 2025. Son mujeres de muy distintos contextos, pero sus peticiones de ayuda confirman lo estructural del problema; no hay barreras educativas o económicas a la vulnerabilidad. Tienen algo en común, ambas sufren, como en ocho de cada diez casos a nivel global, las agresiones de su pareja o ex pareja. Ambas tomaron acción a tiempo y, si las instituciones hacen su trabajo, no serán parte de la estadística terrible.
Su valentía es motivo para combatir la depresión de sentir que luchamos contra un monstruo, también para recordar nuestra misión de hacerles saber a más, a todas, que no están solas. En un año veremos los resultados, quizá 2026 inicie mejor.
POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
@MAELENAESPARZA
PAL