Los primeros seis nombres presentados ayer por Claudia Sheinbaum como parte de su próximo gabinete, dan para el optimismo. La elección de los perfiles parece haber privilegiado la preparación y conocimiento, más allá del reparto de cuotas y cuates. Hay buenos perfiles, con experiencia y trayectoria. Todos, sí, de izquierda -obvio-, colocados en diferentes puntos de ese espectro ideológico.
Juan Ramón de la Fuente, exrector de la UNAM, y exembajador ante la ONU, tiene indudable cercanía con la próxima presidenta -coordina el equipo de Transición-, pero también goza de prestigio internacional. Tiene capacidad de diálogo y escucha, es conciliador pero firme en sus posiciones. Eso parece ser necesario para hacer frente a lo que vendrá desde la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Marcelo Ebrard hará mancuerna con él, como secretario de Economía. “Somos amigos hace mucho tiempo, y tenemos mucho de ser compañeros”, me dijo ayer el excanciller en la radio. Se han coordinado hace años, lo mismo cuando De la Fuente fue rector de la Universidad y Ebrard Jefe de gobierno, que más recientemente cuando Juan Ramón era embajador y Marcelo despachaba desde la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Ese vínculo hará que la dupla pueda sortear con mayor éxito retos como la elección en EU, la eventual llegada de Donald Trump, la renegociación del T-MEC y capitalizar las oportunidades que el nearshoring ha traído a nuestro país. Un doble acierto de Sheinbaum. Un problema menos para ella.
Lo de Julio Verdegué en la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural es otro acierto. Conoce el sector como pocos, viene con enorme legitimidad de la FAO y tiene una visión de izquierda. Habrá que conciliar posiciones y adaptar los ideales a la realidad, pero un perfil conocedor del campo ayuda.
Rosaura Ruiz para inaugurar como secretaría la de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación es no menos relevante. Una académica respetada, ajena a grillas y cercana a científicos y su mundo. Conoce el terreno y puede estar lejos de vaivenes políticos. Durante su paso como secretaria de Educación en el gobierno de Claudia Sheinbaum dio resultados que ahora la catapultan al gabinete. La próxima presidente ya sabe cómo trabaja; le tiene confianza.
Alicia Bárcena en Medio Ambiente le da un lugar relevante a una diplomática respetable y de prestigio, pero además deja entrever que esa secretaría será prioritaria para Sheinbaum, que tiene historia y conocimiento en el tema. La llegada de la aún Canciller le da relieve y permite vislumbrar que México asumirá un rol global en la materia. Ojalá así sea.
Por último, el arribo de Ernestina Godoy a la Consejería Jurídica puede resultar polémico para sus detractores, pero pocas personas gozan de tanta confianza y aprecio por parte de la próxima presidenta como ella. Le dio buenos resultados en la Fiscalía, se coordino con el gobierno de la Ciudad y según los datos, se redujo la incidencia delictiva y también disminuyeron los niveles de impunidad.
Ernestina es muy querida dentro de la 4T. Su perfil contrasta con quienes han ocupado históricamente esa oficina, porque ella viene de abajo y, me lo dijo ayer en la radio, parte de su trabajo será “no dejar de escuchar y ser sensible a lo que el pueblo piensa”. Su primer gran tema no es menor: la reforma al Poder Judicial.
Las primeras señales son buenas. El saque resultó prometedor.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN
MAAZ