Pareciera que salen nuevas marcas por debajo de las macetas. Y es que sí, en un mundo más globalizado y conectado tenemos un mayor alcance en conocer firmas de otros países o boutiques más pequeñas que quizás las generaciones anteriores no lograban conocer, o de plano sólo veían lo que a las revistas y televisión les parecía relevante.
Los canales por donde conocemos nuevos diseños han cambiado a un universo digital, eso no queda en duda, pero por lo mismo las marcas enfrentan un reto mucho más grande, compiten con un montón de pequeños negocios y diseñadores emergentes que conviven en una misma elección, con un mismo objetivo: atraer al consumidor.
La forma en que consumimos moda ha cambiado abismalmente, eso tampoco es noticia. Compramos por medio de redes sociales, somos influenciados por creadores de contenido y reseñas que hacen personas comunes. También tomamos en cuenta los materiales de las piezas, la sustentabilidad de la marca y la mano de obra que se usa, porque hoy en día, a pasos agigantados, se van modificando las tendencias.
Entonces con esto en mente: ¿qué hace a una marca de moda relevante? Crear algo excepcional implica una combinación de diseño estratégico, relevancia cultural y expertise en marketing.
Empecemos por lo primero, debe de tener una narrativa muy auténtica y crear resonancia cultural, que suenan a términos muy clavados, pero se traduce en explorar la identidad y raíz de lo que se quiere comunicar, sobre todo a través del diseño, ahora con mayor profundidad se puede llegar a una audiencia, o consumidor, que se sienta más identificado con los valores y también crea una marca única y con significado, que es a lo que todos quisieran llegar.
Es crucial tener presencia en redes sociales, que sea estratégica y atractiva. El consumidor se conecta por medio de Tik Tok, Instagram y Pinterest, plataformas que ayudan a la compra y que además realizan mediciones y análisis de lo que al comprador le gusta.
Un feed vibrante y curado mantiene a los seguidores interesados, y los vuelve leales a la marca, tanto así que se ha demostrado que los mismos compradores se convierten en embajadores de las firmas que siguen, sobre todo si se sienten identificados con lo que publican.
Los consumidores valoran cada vez más la sostenibilidad y la producción ética. Cuántas veces hemos visto noticias sobre el exceso en las fábricas maquiladoras y cómo afecta a la imagen de esa firma. El compromiso que tienen con materiales de calidad y el respeto en los procesos hacia el medio ambiente crean una reputación de integridad. Inclusive las grandes marcas de joyería y alta relojería han hecho un gran esfuerzo para demostrar que sus piedras preciosas y materiales se obtienen de una manera ética.
Pero lo más importante para una firma debe de ser su innovación, enfocar su diseño hacia la calidad, la relevancia y la fidelidad a sus valores. Crear piezas que se vuelvan iconos en la historia pero que además se conviertan en un objeto de deseo para el comprador.
Marcar una tendencia es esencial para ser relevantes en este universo de posibilidades. En resumen, debe de tener una combinación de narraciones auténticas, una estrategia digital fuerte, prácticas éticas y diseño innovador. Estos elementos juntos crean una marca que no sólo está de moda sino que también es respetada y admirada dentro de la industria y entre los compradores.
POR BEGOÑA COSÍO
COLABORADORA
@BEGOCOSIO
MAAZ