La transformación digital que experimenta el mundo ha modificado la industria de defensa, ha traído consigo novedosas formas para lidiar los conflictos bélicos, ha influenciado en la automatización de la guerra y, ha colocado a los drones como un elemento protagónico en operaciones de vigilancia, control, reconocimiento, inteligencia, defensa y ataque.
El uso de drones en el campo de batalla es algo cada vez más común y resultado de las nuevas estrategias de combate impregnadas de un alto contenido tecnológico, que traen consigo tanto la automatización de las tácticas militares como el empleo de Inteligencia Artificial (IA) en el proceso de toma de decisiones a nivel estratégico. Como muestra de ello, basta con mirar la evolución del conflicto actual entre Ucrania y Rusia, en donde incluso se dice ocurrió el primer combate entre sistemas autónomos o drones.
Es tan atractiva la industria de la guerra automatizada que el valor del mercado de las armas autónomas y particularmente de los drones se calcula en 18 mil millones de dólares en 2024 con un potencial para llegar a 28 mil millones de dólares en 2032. Las empresas líderes mundiales en la construcción de drones militares son: Northrop Grumman, General Atomics, DJI, Lockheed Martin, Textron, Boeing, Airbus, IAI, AVIC, CASC, Thales Group, AeroVironment, y Saab. Empresas que desarrollan y fabrican sistemas autónomos que van desde mini-drones hasta sistemas estratégicos de despliegue rápido y eficiente en cualquier ámbito del combate.
Llama la atención la presencia de una sola empresa china, a pesar de la existencia de grandes desarrollos en materia de vehículos no tripulados en dicha nación ¿será un intento por minimizar el avance que han logrado?
Lo antes citado permite visualizar que la automatización de la guerra es una realidad geopolítica y geoestratégica que ha generado una carrera por controlar el sector, a pesar de las protestas que han surgido por el uso de tecnología letal autónoma en el campo de batalla, del posicionamiento en contra adoptado por organismos como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y de la reciente iniciativa, promovida por las potencias tecnológicas en 2023, para regular y posiblemente limitar el uso de IA como arma de guerra.
Por supuesto que, así como han evolucionado los drones y otros armamentos autónomos, se han desarrollado nuevos sistemas de defensa potencializados por la IA y sistemas computarizados avanzados. Ejemplo de lo anterior, son los medios de defensa que emplean pulsos electromagnéticos de gran potencia, microondas e IA para establecer una defensa automatizada contra drones (caso del sistema Pulsar).
En resumen, la cuestión no es sí los drones se emplearán en el campo de batalla, sino como regular su correcto empleo para proteger inocentes.
POR ADOLFO ARREOLA GARCÍA
PROFESOR INVESTIGADOR DE LA FACULTAD DE ESTUDIOS GLOBALES, UNIVERSIDAD ANÁHUAC MÉXICO
@ADOLFOARREOLA10
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