Columna Invitada

¿Quién será el bueno?

Las declaraciones de Andrés López Beltrán el fin de semana no son una coincidencia

¿Quién será el bueno?
Héctor Serrano / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Heraldo de México

Han pasado seis meses de la última elección presidencial y aunque parece poco tiempo, a la 4T le fue más que suficiente para consolidar su hegemonía política y eliminar cualquier contrapeso a su proyecto. Con la extinción de los órganos autónomos y sin un Poder Judicial que pueda echar abajo sus decisiones, están cimentando el camino para conservar el poder de forma indefinida, saben del enorme riesgo que corren si llegan a perderlo.

Aun con todo a su favor, en Morena son conscientes del enorme culto a la personalidad que existe en su electorado, el cual necesita de un liderazgo paternalista al cual seguir en la próxima batalla, no basta con un partido fuerte para retener el poder en estas proporciones. Aunque parece pronto, ya comenzaron a perfilar al próximo líder que asumirá la dirección de su movimiento, desde ahora se preparan para las elecciones de 2027 y 2030.

Las declaraciones de Andrés López Beltrán el fin de semana no son una coincidencia, en el cierre de la gira nacional de Morena en Tlatelolco, mencionó que dedicará su vida a la Ciudad de México. En política, al que madruga Dios le ayuda, no hay mejor estrategia que la previsión para obtener buenos resultados, desde ahora pueden apuntar su nombre como el candidato favorito de Morena para suceder a la actual jefa de gobierno.

Consciente de la interpretación que le darían a sus palabras, López Beltrán quiere empezar a circular su nombre como futuro candidato, por ahora parece estar buscando la Jefatura de Gobierno, pero si lo requieren, seguramente irá por la Presidencia. Sus detractores, previsibles como son, le harán un menudo favor cuando empiecen a atracarlo, situación que le favorecerá, pues es su intención erigirse como el centro de los ataques de la oposición y de esa manera hacer crecer su figura. 

En la oposición las cosas no están claras, seguramente irán divididos en las próximas elecciones; además, tienen la intención de crear nuevos partidos, lo que optimizará su voto y les hará perder candidaturas. A pesar de ello, y aún sin el apoyo popular de sus posibles contrincantes, también empiezan a dibujar futuros candidatos. Ricardo Anaya es uno de los más visibles, pero la falta de una estrategia de posicionamiento hará difícil su crecimiento.

Otro que desde la semana pasada se define no solo como opositor, sino también como un activista dispuesto a invertir su dinero en contra de la 4ta, es el empresario Ricardo Salinas, quien ha llamado a sus pares a seguir la misma ruta. El problema es que su motivación surge por un conflicto económico con el gobierno, el cual podría ser resuelto en cualquier momento mediante un acuerdo. No sería la primera vez que la 4T logra la “conversión” de sus enemigos a muerte. 

Si la oposición no puede competirle a Morena y sus aliados a través de las estructuras partidistas, solo les queda apostar por liderazgos fuertes que conecten con el electorado. En su mayor posibilidad también está su debilidad, los partidos opositores siguen siendo dirigidos por los mismos de siempre, a los cuales el gobierno los tiene bien medidos y con expedientes armados en su contra, cualquier exceso en su comportamiento les facilita su vocación persecutora. 

Mientras que la figura de Andrés López Beltrán servirá para unificar a los integrantes de la 4T, la oposición todavía no encuentra a la persona ideal que pueda dirigir sus esfuerzos para ganar las próximas elecciones.

En un país al que se le ha enseñado que las figuras pesan más que las instituciones, la oposición tiene la necesidad de sumar a sus filas a personajes con gran arrastre social. ¿Quién será el bueno?

POR HÉCTOR SERRANO AZAMAR

COLABORADOR

@HSERRANOAZAMAR

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