Hiel y Miel

Nada es para siempre

¿Qué podemos hacer ante el crimen organizado, la violencia y el desamparo, sino aferrarnos fuertemente a la esperanza? Freud decía que, frente a la injusticia

Nada es para siempre
Tere Vale / Hiel y Miel / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

¿Qué podemos hacer ante el crimen organizado, la violencia y el desamparo, sino aferrarnos fuertemente a la esperanza? Freud decía que, frente a la injusticia, la muerte o la impotencia, los humanos inventamos las religiones y en los peores momentos de nuestra existencia es cuando más nos acercamos a ellas. Al menos, en esos terrenos de la fe, hay una promesa de que después de esta vida tan complicada llegaremos a una eternidad un poco más equitativa.

La administración del más allá, como dijo Fernando Savater, siempre nos trae esperanzas. Parecería que entre más jodidos estamos más urgencia tenemos de buscar soluciones preferentemente fáciles y/o mágicas que nos resuelvan —aunque sea en la otra vida— nuestras desazones. Esta es una reacción evidentemente emocional que poco o nada tiene que ver con la razón. Lo malo es que los verdaderos problemas, los de aquí y ahora, no desaparecen.

Conocemos casos de personas que son maltratadas física, verbal o psicológicamente por sus parejas y que, sin embargo, se niegan a abandonarlas argumentando toda suerte de excusas. Esta distorsión mental muchas veces no tiene remedio. En este estado crepuscular no se ve ni se escucha ni se piensa. Es como si las personas afectadas estuvieran atadas a un pensamiento erróneo, del que no pueden o quieren deshacerse ya que funciona como una defensa en contra de la difícil realidad. Así están las cosas, en lo personal y en lo social.

Vemos lo que está sucediendo en Sinaloa: más de 500 asesinatos dolosos y otro tanto ¿o más? de desaparecidos en solo tres meses; más de una tonelada de Fentanilo que “de pronto” aparece y es localizada y decomisada. ¡Qué oportuno! Un INE que no sabe ni cómo ni con qué va a organizar una elección de juzgadores en unos cuantos meses; el crimen organizado asesinando o robando en el elegante Polanco; drones que bombardean desde nuestros cielos; el problema de los cientos de miles de deportados de los Estados Unidos en cuanto Trump tome protesta. Bueno, hasta la tontería de prohibir los vapeadores en la Constitución General de la República.

Es en estos momentos cuando este fenómeno de ceguera colectiva parece haberse apoderado de una sociedad completa. Mentiras y falsas promesas pueden llevar a un país entero al despeñadero, sin que haya ninguna lógica ni racionalidad de por medio.

Dado lo anterior (ojalá y me equivoque) es probable que sigamos lidiando con la corrupción y la ineficiencia. Para una ciudadanía poco o nada comprometida, es mucho más cómodo dejar el control y toda la responsabilidad a un liderazgo unipersonal del que dependa todo. Para los pocos que se dan cuenta del hechizo, también dejarse llevar resulta más cómodo que seguir en pie de lucha. Se adaptan a lo inevitable, dicen.

La ambición, el desinterés y el miedo inducen a la sumisión y a la abyección completa. La combinación de egoísmo, codicia y temor es una mezcla letal y sus derivadas nunca son buenas.

Yo, solo por hoy, me ilusiono y repito lo que es bien sabido: que nada es para siempre.

POR TERE VALE

COLABORADORA

MAAZ

 

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