En el complejo panorama político de 2025, Veracruz será uno de los estados clave para observar. La gobernadora Rocío Nahle enfrenta una crisis de inseguridad y desapariciones que no da tregua, mientras se avecina una contienda política marcada por alianzas inesperadas y enfrentamientos históricos que podrían escalar y transformarse en auténticas batallas de poder.
En Xalapa, Morena tiene el reto de mantener la plaza, tras la salida de Ricardo Ahued Bardahuil, quien dejó el cargo de alcalde para asumir la Secretaría de Gobierno a invitación de Nahle. En su lugar quedó Alberto Islas Reyes cercano al ahora secretario, quien será clave para garantizar la continuidad en la capital.
Uno de los puntos clave en esta elección será Boca del Río, bastión histórico del PAN, que se perfila como el escenario perfecto para medir fuerzas. Morena apuesta fuerte en esta plaza, con perfiles como Bertha Ahued Malpica, empresaria y diputada local que sorprendió al arrebatarle su distrito al PAN. Por su parte, Acción Nacional, con figuras como Indira Rosales y Maryjose Gamboa, buscarán mantener uno de sus últimos bastiones en el estado.
Sin embargo, el ambiente político se calienta aún más con los Yunes, a quienes muchos ya llaman “traicioneros”. Ahora, con la intención de congraciarse con Morena, intentan redimirse bajo el cobijo del partido guinda, a pesar de los años de enfrentamientos directos con Rocío Nahle. Este movimiento podría redefinir el tablero político en Veracruz, donde las viejas rencillas entre los Yunes y la gobernadora no han quedado atrás.
A esta tensión política y electoral se suma el telón de fondo de la inseguridad y la crisis de desapariciones que azotan al estado. Veracruz continúa encabezando las listas de violencia en el país, mientras colectivos de familiares de desaparecidos exigen justicia a un gobierno que, hasta ahora, no ha dado respuestas contundentes.
Esta será una prueba de fuego para las y los candidatos, quienes deberán enfrentar el descontento ciudadano en uno de los estados más golpeados por la violencia.
Veracruz será el epicentro de las luchas de poder, con dinámicas locales que resonarán a nivel nacional. Entre alianzas pragmáticas, enfrentamientos históricos y una ciudadanía harta, este estado promete convertirse en un espectáculo político.
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En Pinotepa Nacional, Oaxaca, la noche del 24 de diciembre se vistió de luto después de que Jaime Enrique Laredo Toscano, aspirante a la agencia municipal de El Ciruelo y militante activo de Morena, fuera asesinado en su lugar de trabajo.
Mi compañera corresponsal en el estado, Carina García, me cuenta que el joven político atendía su ferretería cuando sujetos armados llegaron a su local y abrieron fuego con un arma AK-47, acabando con su vida en cuestión de segundos.
Laredo Toscano era conocido por su trabajo como gestor comunitario y por haber sido funcionario durante la administración de Alejandro Murat Hinojosa. Recientemente, había anunciado su candidatura a la agencia municipal de El Ciruelo y se había sumado activamente a las filas de Morena, lo que despertó interés político en la región.
Este homicidio pone nuevamente en el foco la inseguridad que azota a Pinotepa Nacional, un municipio donde la violencia se ha vuelto parte del día a día. Los hechos delictivos, especialmente contra líderes sociales y políticos, siguen ocurriendo con alarmante frecuencia, mientras la impunidad permanece como la norma en la mayoría de los casos.
El asesinato de Jaime Enrique Laredo Toscano es un recordatorio de los riesgos que enfrentan quienes deciden participar en la vida pública, especialmente en regiones con altos índices de violencia. Mientras tanto, la Fiscalía del estado se mantiene en silencio, una vez más.
Nos vemos a las 8 por el 8
POR SOFÍA GARCÍA
COLABORADORA
@SOFIGARCIAMX
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