Al cierre de 2024, surgen interrogantes sobre cómo nos relacionamos en un mundo digitalizado y una sociedad ultrasensible. La corrección política domina el discurso, pero ¿realmente nuestras acciones reflejan un respeto genuino por las diferencias en un entorno donde coexisten cinco generaciones?
El espacio digital ha creado una cultura de intolerancia hacia comentarios o bromas que antes formaban parte del humor cotidiano. Se cuestionan conductas y liderazgos tradicionales, mientras que los jóvenes nacidos después del 2000, a menudo llamados “generación de cristal,” parecen exigir un trato más empático y menos jerárquico. Este cambio no necesariamente refleja fragilidad, sino una mayor sensibilidad hacia el respeto y la consideración.
Dos generaciones crecieron bajo disciplina estricta, mientras las más jóvenes demandan derechos humanos ante la crítica. En un mundo donde las diferencias se amplifican, la corrección política se ha convertido en una herramienta que busca equidad, pero también genera divisiones y resentimientos. Esto es evidente en las críticas hacia las mujeres líderes, quienes enfrentan un doble estándar: deben ser no sólo competentes, sino también empáticas y resolutivas, una perfección raramente exigida a los hombres.
Este entorno perfeccionista amenaza con transformar nuestras relaciones en algo estéril y carente de autenticidad. Aunque señalar errores puede parecer un avance, también puede deshumanizarnos. ¿Estamos construyendo una sociedad más inclusiva o nos dirigimos hacia un espacio frío y mecánico donde la vulnerabilidad se percibe como debilidad?
El contraste de este fenómeno se verá en 2025 con la representación femenina en la presidencia de nuestro país frente al conservadurismo del próximo presidente de EE. UU., quien rechaza los principios de diversidad e inclusión. Mientras uno aboga por empatía, el otro podría retroceder en logros clave. La narrativa global, entre tensiones sociales y críticas en redes, parece más destructiva que constructiva.
El desafío hacia 2025 será equilibrar corrección y humanidad. La búsqueda de perfección puede llevarnos a una superficialidad peligrosa, pero la empatía y aceptación de nuestras diferencias podrían construir una sociedad verdaderamente inclusiva. No se trata de evitar errores, sino de aprender de ellos y valorar nuestras imperfecciones como parte de nuestra humanidad.
POR MÓNICA CASTELAZO
EXPERTA EN COMUNICACIÓN, MARCA PERSONAL Y ASUNTOS CORPORATIVOS.
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