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Un Comienzo Turbulento

Podríamos hacer un balance, pero es muy pronto, el sexenio apenas comienza y no se han definido los grandes temas de la nueva administración, tan solo se han concretado

Un Comienzo Turbulento
Marco Adame / Poliedro / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Podríamos hacer un balance, pero es muy pronto, el sexenio apenas comienza y no se han definido los grandes temas de la nueva administración, tan solo se han concretado algunos caprichos del gobierno anterior, en medio de la borrachera de protagonismo y prepotencia que afecta al grupo en el poder.

Sin embargo, ya están a la vista los primeros trazos del “segundo piso de la transformación” y lo que se observa no luce bien, hasta ahora la presidenta está sujeta a las presiones e imposiciones del líder indiscutible del movimiento transformador, ordenadas desde la invisibilidad de su refugio tropical.

Existe un riesgo objetivo de continuismo maximalista, lo que violentaría el orden constitucional, afectaría a la nueva presidenta, sometería al pais a una agenda de ocurrencias y condicionaría los resultados del gobierno; y las pugnas entre las facciones del movimiento trasformador, alentadas por la sucesión presidencial adelantada y el control de los recursos, expondrían el futuro del proyecto político de Morena y sus aliados.

Las tensiones al interior del grupo en el poder, se ven agravadas por las amenazas endogenas exógenas enfrenta el gobierno, sin que a la fecha se adviertan medidas proporcionales para reducir el daño actual y potencial a la población y al país. La inseguridad y la violencia están desbordadas y se acrecienta la capacidad de daño del crimen organizado; hoy se suman a las masacres, el asesinato de objetivos de alto impacto, como el ex magistrado en Guerrero y un diputado federal en Veracruz. Al mismo tiempo, aumenta el control territorial, la influencia política y la capacidad económica y de fuego de la delincuencia organizada.

La presión social por la falta de medicamentos y las deficiencias en la atención médica ha alcanzado niveles preocupantes, la crisis de las instituciones públicas ha dejado sin acceso a la salud a los sectores más vulnerables y la demanda para las instituciones privadas va en aumento, pero es inalcanzable para la mayoría de la población. El tiempo para corregir las pifias del gobierno anterior se agota y las familias con enfermos graves o crónico degenerativos, no estarían en condiciones de esperar la reorganización e integración del sistema único de salud pública.

La reciente aprobación del presupuesto evidencia la reducción del margen de maniobra financiera para el gobierno federal, los estados y los municipios. A pesar de esto, se incrementa la oferta de apoyos sociales con fines de control político, disponiendo de los fondos de reserva de los organismos autónomos, de los fideicomisos del Poder Judicial y del fondo de ahorro de los trabajadores del Infonavit. Sobra decir que esta tendencia depredadora de los fondos de previsión y ahorro, esta plagada de irregularidades, implica un alto riesgo financiero y es insostenible en en mediano y largo plazo.

Aún faltaría por descontar la presión exógena del nuevo gobierno de los Estados Unidos. La llegada del presidente Trump, con la amenaza de aranceles insostenibles a cambio de políticas migratorias execrables, es un riesgo que no está en radar ni en el presupuesto del gobierno federal y de los estados fronterizos.

Ante el cúmulo de riesgos y amenazas, más valdría abrocharse el cinturón y concentrar el esfuerzo del gobierno y la sociedad en lograr los acuerdos necesarios para enfrentar este comienzo turbulento.

POR MARCO ADAME CASTILLO
Analista y Consultor Político

MAAZ

 

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