La Encerrona

El laberinto de Macron

No logró ser ese punto de inflexión del origen de la izquierda y derecha; no logró permear con la sociedad

El laberinto de Macron
Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

“Nuestro país no siempre ha valorado el éxito: aquellos que progresan suscitan una cierta forma de envidia o sospecha”: Emmanuel Macron

Si alguien piensa que el 2024 ha sido un año difícil, piense, por favor, en Emmanuel Macron. El presidente francés, quien irrumpió en el mundo político autoproclamándose como outsider moderado dispuesto a acordar con izquierda y derecha, con la sociedad y fuerzas económicas y ser un puente para todos -además de ser un ejemplo mundial-, con el paso del tiempo todo se derrumbó. No logró ser ese punto de inflexión del origen de la izquierda y derecha, no logró permear con la sociedad francesa, tampoco dejó conforme a los empresarios y qué decir de los sindicatos de trabajadores, del gremio de la salud y educativo.

Para Macron, el 2024 fue un año de vértigo y, seguramente, de mucho mareo. Perdió estrepitosamente las elecciones europeas dando paso a la ultraderechista Marine Le Pen, ante esto convocó a elecciones anticipadas donde logró su sobrevivencia gracias a una jugada de ajedrecista, “sacrificando” más de 200 candidaturas, llevando la elección a medios para no diluir la votación en terceras partes y así concentrar todas sus fortalezas acotando la decisión del sufragante a la extrema derecha de Le Pen y a la extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon. Con esto la izquierda se proclamó como gran ganadora, los macronistas como primer bloque minoritario y la Reagrupación Nacional de Le Pen en tercero, pero las tres fuerzas políticas muy similares en votos.

Sin embargo, después de su jugada de sobrevivencia, Macron volvió a fallar y desestimó al grupo ganador de las legislativas y acordó con la derecha para nombrar al primer ministro, Michel Barnier, exministro de Relaciones Exteriores y negociador del Brexit, fue designado para liderar el nuevo gobierno de Francia, que terminó dominado por conservadores y centristas y, quien fiel a su estilo, utilizó el controvertido artículo 49.3 de la Constitución para forzar la aprobación de los presupuestos de la seguridad social sin la votación del Parlamento. Lo que sucedió después ya es historia, a Barnier se le aplicó en una moción de censura apoyada por el bloque de partidos de izquierda y por la extrema derecha de Marine Le Pen, convirtiéndose en el tercer primer ministro que deja el cargo en tan solo 11 meses.

En este sentido, el fin de año para Emmanuel Macron todavía se puede poner peor. Cada vez más impopular, sin gobierno, sin acuerdos con la Asamblea y con un grave problema presupuestario. Empero, como es conocido, el presidente francés no va a dimitir y se quedará aferrado -con uñas y dientes- en el cargo hasta el 2027 o hasta que sus propias decisiones lo hundan más y más. Una de ellas puede ser el nombramiento del nuevo primer ministro, donde Macron está atado de manos por las fuerzas de izquierda y derecha, ya que sus “partidarios” le han dejado cada vez más solo.

Así, la sociedad francesa, después de su fiesta olímpica en verano, ahora está sufriendo la resaca producida por las decisiones del presidente. Veremos cómo resuelve la cuestión presupuestal puesto que se tiene que presentar antes de fin de año. Marrón tendrá que cumplir los caprichos de la izquierda pero Le Pen no se quedará conforme y empujará un primer ministro que allane su camino para el 2027 o incluso antes.

POR ADRIANA SARUR 

COLABORADORA   

ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM  

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