La Encerrona

La cooperación regional como escudo

La creciente dependencia de las cadenas de suministro con epicentro en Asia, particularmente en China, quedó expuesta durante la pandemia de COVID-19

La cooperación regional como escudo
Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

“Con respeto a nuestras soberanías, la relación comercial es única y ambos debemos protegerla. Es más, entre los tres países debemos proteger esa relación. La cooperación siempre será la mejor salida”: Claudia Sheinbaum

La creciente dependencia de las cadenas de suministro con epicentro en Asia, particularmente en China, quedó expuesta durante la pandemia de COVID-19. Las interrupciones en el transporte y la manufactura provocaron una crisis que subrayó la importancia de diversificar las fuentes de producción y reducir riesgos geopolíticos. El tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) no es solo un acuerdo mercantil, es un poderoso mecanismo para consolidar a América del Norte como un bloque competitivo en el escenario global. En un mundo donde China ejerce una creciente influencia económica y política, el T-MEC se presenta como el mejor escudo para los tres países, al aprovechar su cercanía geográfica, su integración económica y su potencial de innovación.

En este sentido, el T-MEC permite reubicar esas cadenas de suministro dentro de América del Norte, reduciendo la exposición a las tensiones internacionales y garantizando mayor resiliencia económica. México, por su ubicación estratégica y costos competitivos, se convierte en el puente ideal entre Canadá y Estados Unidos para producir bienes esenciales. Además de consolidar lo realizado desde 1994 con el TLCAN que, sumado a lo comercial, la integración norteamericana ha sido en lo cultural, en lo económico y nuestra complementariedad, pues este tratado impulsa la inversión en sectores estratégicos, fomenta la investigación conjunta y establece estándares laborales y ambientales que aseguran una competencia justa.

La seguridad energética es otro frente donde el T-MEC refuerza la competitividad de la región. Con Estados Unidos como líder en la producción de gas y petróleo, Canadá con vastos recursos naturales y México con su infraestructura y capacidad de distribución, América del Norte puede reducir su dependencia de fuentes energéticas externas. Además, el impulso hacia las energías renovables dentro del marco del tratado promueve una transición energética sostenible, preparando a los tres países para enfrentar los retos del cambio climático sin comprometer su autosuficiencia.

También tenemos que recordar que las amenazas arancelarias de Donald Trump han sido para sus principales socios como lo son Canadá y México, además ha increpado a los BRICS, pero la realidad es que Trump tiene sus ojos puestos en China como su mayor contrincante, tanto en lo comercial, en la carrera por acaparar la alta tecnología, como por sus alianzas alrededor del mundo que, muchas de ellas, contravienen la visión estadounidense de comercio, paz, solidaridad, democracia, geopolítica, liberalismo, competencia perfecta y una larga lista de etcéteras.

Así, por más que sigamos escuchando al presidente Trump con sus amenazas -aún de campaña- hasta el 20 de enero y aunque sepamos que el T-MEC no es perfecto, sí es una herramienta poderosa para mantener a América del Norte competitiva y unida en un entorno global desafiante. Su capacidad para integrar economías, impulsar la innovación y proteger a la región de las amenazas externas lo convierte en el mejor escudo ante la influencia china. Los tres países miembros tienen en sus manos no solo una oportunidad de crecimiento, sino también la responsabilidad de liderar juntos en un mundo donde la cooperación regional es más crucial que nunca.

POR ADRIANA SARUR 

COLABORADORA   

ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM  

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