Hiel y Miel

Junto con pegado

Lamento decir que el futuro de nuestra democracia no parece, al menos por hoy, muy esperanzador

Junto con pegado
Tere Vale / Hiel y Miel / Opinión El Heraldo de México Foto: Heraldo de México

Por esas coincidencias que, creo, no lo son, el 5 de noviembre pasado fue un parteaguas para la vida democrática de México y de Estados Unidos. Parecería que todo estaba predestinado para que las cosas salieran de la manera más complicada posible para todos. El triunfo de Trump y la desaparición de un Poder Judicial independiente se dieron simultáneamente y son ya cosa juzgada. Esa es la realidad.

De nada valió el racismo, el odio, desprecio y amenazas de deportación a los migrantes de su discurso, tampoco importó su misoginia, su corrupción, su desprecio por la ley o para decirlo en una sola palabra: su autoritarismo. Trump es hoy el presidente electo de los EUA. Ese mismo día, casi de manera sincronizada, se revertía en nuestro país la última posibilidad de tener una vida democrática como la que habíamos venido construyendo desde hace años con el esfuerzo de muchos y serias dificultades. En ambos países una mayoría decidió darle a MAGA y a MORENA (ahora sí que haiga sido como haiga sido) todo el poder. En estas condiciones los que creemos, aquí y allá, en la pluralidad, las libertades y los derechos humanos tenemos que seguir adelante.

Lamento decir que el futuro de nuestra democracia no parece, al menos por hoy, muy esperanzador. Si la falta de certeza y confianza derivadas de la reforma al Poder Judicial (PJ) y la llamada “supremacía constitucional” se acompañan de liderazgos autoritarios en ambos lados de la frontera parece poco probable que se tomen (en uno y en otro caso) decisiones equilibradas y en beneficio real de esas mayorías que votaron por este tipo de regímenes. El desengaño llegará tarde o temprano, pero el costo a pagar será altísimo.

No sería de extrañar un mañana lleno de deportaciones masivas hacia México, falta de inversión por parte de capitales extranjeros, el imponer desmedidos aranceles contra nuestros productos, lo que impactaría el crecimiento del PIB, que en el mejor de los casos podría alcanzar en tales condiciones el ya muy bajito 1.4%. Existe también la posibilidad de “renegociar” o de plano cancelar el T-MEC. Cualquier cosa se puede esperar del futuro presidente estadounidense por descabellado que parezca. Recordemos que forzosamente en el 2026 se tendrá que revisar este convenio. ¿Está México, en las condiciones actuales, preparado para esta avalancha de problemas? Me temo que no.

Si un ser humano se cree o se siente superior a los demás y cree tener la “verdad” en la mano o capaz de “interpretar” a una mayoría y por lo tanto supone saber qué les conviene o no a los otros, estamos en serios problemas. Inmediatamente esa persona tratará de imponerse y destruir o nulificar todo lo que no se ajuste a su forma de entender el mundo. Así, insidiosamente, surgen los autoritarismos. Estamos, pues, en momentos difíciles por aquello de que todo nos salió junto con pegado.

POR TERE VALE

COLABORADORA

@TEREVALEMX

PAL

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