Los movimientos populistas y autoritarios solo se pueden combatir con democracia, aquella que surge desde la participación decidida, informada, responsable y comprometida de todas las personas que buscamos el bien común. Sin simulaciones. Sin miedo.
No es con la creación de nuevos partidos, con los mismos actores ni mucho menos pulverizando a la oposición, como venceremos a ese movimiento que se autodenomina transformador -ese que con el puro nombre pretende justificar la destrucción del orden constitucional e institucional- y que solo es alimentado por la sed vengativa, incongruente y acomplejada de los que se sienten superiores, de los que quieren imponer, a como dé lugar, sus mentiras y las más diversas formas violentas de convivencia.
Es por eso por lo que en estos momentos caóticos para el país urge una visión clara y un propósito común que nos una a quienes no coincidimos con este modo de gobernar, que nos cohesione y movilice para encabezar las demandas de los que hoy no están representados en los gobiernos de la continuidad destructora ni en los partidos de oposición.
Por ello, Acción Nacional tiene que recuperar su decencia pública. En sus 85 años de vida abrió sus puertas a miles de personas que ocuparon cargos públicos. Si bien no hubo condicionamiento alguno para que se afiliaran, tampoco existió ninguna exigencia para comprometerse con esta noble institución. Muchos de ellos se quedaron y honraron, con su actuar, la confianza depositada y otros, sin embargo, le dieron la espalda, le generaron descrédito y resulta que se purificaron cuando, a cambio de posiciones, olvidaron principios y se fueron a otros partidos.
Ha culminado nuestro proceso interno con un resultado que no me fue favorable. Mi propuesta de democratizar al PAN es ahora una exigencia a la nueva dirigencia: fortalecer a la institución con democracia, libertad, transparencia y verdadera participación, siempre en el entendido de tomar las mejores decisiones para México.
Lo más fácil sería retirarse, rendirse y dejar vacíos para que sean ocupados por la indiferencia y la apatía.
Lo más fácil es renunciar y dejar que los vehículos creados para la participación democrática de los ciudadanos se destruyan. Ese camino no genera futuro para las nuevas generaciones.
Desde dentro del PAN exigiremos:
- · Dirigencias de tiempo completo.
- · Acabar con las imposiciones.
- · Abrir la afiliación a nuevos actores que sin, procedencia partidista, deseen integrarse y contribuir al fortalecimiento de la oposición.
- · Eliminar las exclusiones.
- · Ser una verdadera oposición frente al régimen, sin complicidades o víctimas de chantajes, que dé la batalla con argumentos, sin ambigüedades y con orgullo, que destaque los logros (que son muchos) de nuestra trayectoria institucional y de nuestros gobiernos (federal, locales y municipales).
- · Reconstruirse desde los municipios.
- · Recuperar la decencia pública
Hago un llamado a los mexicanos, hombres y mujeres de bien, que no comulgan con el régimen, a reorganizarnos y fortalecernos.
Hago un llamado, también, a los actores políticos que han participado activamente en el PAN para que, con generosidad, pongan sus talentos al servicio de México. Si los temores de pensar que algunas batallas estaban perdidas no les impulsaron a luchar en el proceso interno, es momento de salir de la comodidad, la apatía o la indiferencia, incluso del desánimo, para pugnar por nuestro país.
No es momento de tibiezas. Estamos llamados a romper inercias. Por el bien de México debemos seguir luchando. ¡Democracia ya para todos!
POR ADRIANA DÁVILA
POLÍTICA Y ACTIVISTA
@ADRIANADAVILA
PAL
