Actualmente, en México prevalece una profunda incertidumbre respecto al porvenir del sistema de planeación democrática para el desarrollo, consagrado en el artículo 25 constitucional, el cual garantiza que sea el Estado quien posea la rectoría económica del país y promueva el desarrollo nacional.
Planear el desarrollo es una forma efectiva de anticipar, predecir y controlar el futuro. Grandes estadistas han sido recordados por su capacidad de pensar en las próximas generaciones.
En el rubro educativo, al ser uno de los que más pueden determinar el futuro de una sociedad, resulta altamente estratégico planificar con orden, apego normativo, metodología e inteligencia. Esto porque planear bien en educación permite obtener resultados positivos para cambiar el futuro de miles de estudiantes, o de lo contrario, perpetuar la pobreza.
Entre las naciones, planificar articuladamente la educación pública, generando sinergias y prospectiva, caracteriza a los países que han dado saltos cuánticos en su horizonte de desarrollo.
En contraste, los territorios que han dejado a la deriva su sistema educativo suelen estar hundidos en el subdesarrollo, estancados en un eterno retorno padeciendo las consecuencias de que las generaciones en formación no ejerzan debidamente sus derechos educativos.
En México, un ejemplo de la falta de planeación, del descuido y falta de interés del Estado en la educación es el caso de Michoacán, el cual constituye toda una demostración de la pérdida de rumbo al gobernar, como consecuencia de la incongruencia entre planear, presupuestar y gobernar.
En la actual administración pública estatal, Michoacán ha dado pasos lentos en materia de planeación para el desarrollo: de los quince estados que tuvieron elección en 2021, fue el último en presentar su Plan de Desarrollo Integral 2021-2027, lo hizo hasta agosto de 2022.
Más aún: el Programa Sectorial de Educación se publicó tres años después de iniciado el gobierno, apenas el pasado 8 de abril. La consulta ciudadana para el Plan de Desarrollo fue muy escasa; mientras que, para el Programa Sectorial, simplemente fue inexistente.
En Mexicanos Primero Michoacán realizamos un control de gestión de la administración michoacana en el que encontramos que las sesenta y dos acciones que se propone el gobierno solo se medirán mediante seis indicadores y, de esos, tres solo se podrán conocer hasta 2031, ya que será cuando los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda 2030 se difundan.
Los otros tres, son de eficiencia terminal, pero no aportan más información, por el efecto de retorno de los estudiantes desescolarizados y confinados durante la pandemia.
En esta administración estatal, el principal programa creado por el gobierno para combatir el abandono escolar consiste en regalar tenis a estudiantes de secundaria, tenis que por cierto se adornan con los colores del partido político que gobierna. También, se anunció una inversión de 4 mil millones de pesos en la construcción de teleféricos en Morelia y Uruapan, como medida para dotar de transporte escolar a los estudiantes, toda vez que, la comunicación oficialista dice que, tres de cada 10 casos de abandono escolar son por falta de transporte, sin aportar evidencias.
En contraste, los indicadores educativos mantienen a Michoacán en los últimos lugares, sumiendo a miles de niñas, niños y jóvenes en la desesperanza y rezago vitalicios, imposibilitándolos de alcanzar movilidad social, un mejor nivel de vida y lograr sus sueños y aspiraciones más anheladas. Como ejemplos, 8.6 años de escolaridad, casi un cuarto de millón de personas en situación de analfabetismo, más de un millón de personas en rezago educativo y las peores tasas de abandono escolar del país en educación media básica y media superior.
En suma, en Michoacán, los objetivos, los indicadores, las acciones, la inversión y la rendición de resultados, van cada uno por su lado. Esto no puede seguir así.
El mensaje que enviamos desde Mexicanos Primero a los funcionarios del Gobierno del Estado de Michoacán, en el marco del inicio de la segunda mitad de su sexenio, con toda responsabilidad y apremio es el siguiente: por los derechos educativos de las niñas, niños y jóvenes, aún pueden rectificar y recuperar con congruencia el rumbo, planeando, programando, presupuestando y ejecutando con apego a la norma y metodología de un plan de desarrollo integral.
POR ERIK AVILÉS
Director de Mexicanos Primero capítulo Michoacán
@Erik_Aviles
MAAZ