Estados Unidos es el país de los sueños y de las pesadillas. La llegada, por segunda ocasión, de Donald Trump a la presidencia de la nación más poderosa del mundo puede ser el ejemplo más elocuente y palpable del "sueño americano" o bien, la pesadilla para millones de personas en el mundo.
Donald Trump nació el 14 de junio de 1946 en Nueva York. Antes de su carrera política, destacó como magnate inmobiliario y figura mediática, con su marca Trump abarcando hoteles, casinos y complejos de lujo. También fue anfitrión del reality show El Aprendiz.
En 2016, ganó la presidencia de Estados Unidos como candidato republicano, impulsando políticas controvertidas como restricciones migratorias y recortes fiscales. Su mandato (2017- 2021) estuvo marcado por tensiones comerciales, una gestión polarizadora y un juicio político. Perdió la reelección en 2020 ante Joe Biden, dejando un legado político significativo y una
base de seguidores fervientes en la América profunda que, cuatro años después, lo regresaron de nuevo a la Casa Blanca.
Donald Trump es un gran manipulador y, por tanto, un gran político. ¿Cuál es la clave de su éxito en los negocios y ahora en la política? Al mejor estilo americano, la respuesta está en el cine, en la película El Aprendiz, donde se plantea un mundo binario en el que solo existen dos clases de personas: ganadores y perdedores. En esta obra se establecen con claridad las reglas del juego:
La primera, ataca, ataca, ataca. El hombre de negocios y el político deben ser depredadores. La segunda, no admitas nada, niega todo. La tercera, no importa lo que suceda, afirma la victoria, nunca admitas la derrota. Sobre todo, para triunfar debes estar dispuesto a hacer lo que sea, a quien sea, con tal de ganar.
¿Ante esta perspectiva, imperará la ley del más fuerte? ¿El capitalismo salvaje o la política despiadada y de dominación?
Lo cierto es que, desde hace varios siglos, la sociedad generó una fórmula que, en situaciones como el nuevo triunfo de Trump, debemos recordar: el rey, el príncipe o el gobernante debe tener las manos libres para hacer el bien y las manos atadas para hacer el mal. ¿Cuáles son las cuerdas que atan las manos del rey, del príncipe o del político? Son las leyes, que deben proteger a la sociedad tanto de la maldad como de la ambición o la estupidez.
¿Y si la ley falla? Está el pueblo, el cual ha sabido y sabe cuándo revocar, sustituir o cortar la cabeza de su rey o gobernante.
En el caso del segundo gobierno de Trump, ¿quiénes serán sus contrapesos? Trump contará con mayoría en el Senado y en la Cámara de Representantes, así que sus contrapesos ante posibles abusos o locuras serán la Suprema Corte, la prensa libre, la comunidad internacional y las benditas redes sociales.
Eso pienso yo, ¿usted qué opina?
La política es de bronce.
POR ONEL ORTIZ FRAGOSO
ANALISTA POLÍTICO
@ONELORTIZ
MAAZ