Para un creciente número de estadounidenses la situación en la frontera es un problema serio, tanto que parece adquirir cada vez más importancia como tema electoral.
La frontera, dijo el diputado republicano Tony Gonzales, de Texas, "es pura anarquía".
La idea de una frontera rebasada por migrantes ilegales, traficantes de personas y drogas es una cada vez más presente en la opinión pública estadounidense, y a querer o no tiene un impacto sobre la imagen de México y en la relación bilateral.
De acuerdo con las autoridades estadounidenses, unos 6,900 migrantes fueron detenidos en la frontera cada día durante los primeros 20 días de septiembre de forma ilegal. En julio el promedio diario había sido de 4,300 tras cruzar la frontera.
De creer a los republicanos, la frontera entre Estados Unidos y México está bajo control de los cárteles mexicanos, que "han desatado un infierno" en la región.
Es un negocio "de mil millones de dólares anuales", aseguró el senador Thom Tillis, republicano de Carolina del Norte, en declaraciones a la cadena Fox, de filiación derechista y portavoz de hecho de sectores ultranacionalistas frecuentemente vinculados con grupos racistas, xenófobos y neonazis.
Una gran parte de los arrestos son de personas de nacionalidades distintas que los mexicanos, especialmente latinoamericanos, pero también de otros países y de acuerdo con las autoridades estadounidenses, algunos presuntamente ligados con grupos extremistas islámicos.
Pero al mismo tiempo, el hecho es que dos ciudades texanas, El Paso y Eagle Pass, declararon una situación de emergencia por el número de migrantes.
Así, los temas entrelazados de migración, la situación de la frontera y el tráfico de drogas, específicamente fentanilo, son parte importante de la retórica republicana con miras a la campaña electoral de 2024.
Una gran parte de los arrestos son de personas de nacionalidades distintas que los mexicanos, especialmente venezolanos, pero también de otros países y de acuerdo con las autoridades estadounidenses, algunos presuntamente ligados con grupos extremistas islámicos.
La situación fronteriza se ha convertido en un problema político: una encuesta publicada el domingo precisó que sólo 23 por ciento de los estadounidenses aprueba la forma en que Biden ha manejado el problema y 62 por ciento lo desaprueba.
Por lo pronto la situación ha provocado ya cierres temporales en algunos puertos fronterizos, roces políticos entre autoridades mexicanas y gobiernos estatales estadounidenses, y consultas entre los gobiernos de los dos países, mientras la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador lucha con un problema propio, representado por el paso de miles de migrantes desde América del Sur hacia Estados Unidos.
Y lo que haga, o deje de hacer el gobierno mexicano, será examinado de cara a la elección estadounidense y, por tanto, tendrá impacto en la relación bilateral.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE
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