COMANDO Y CONTROL

Rusia y Ucrania: inteligencia, desinformación y operaciones psicológicas

La semana pasada, Moscú mostró imágenes de lo que dice fue un ataque fallido para asesinar al presidente Vladimir Putin

OPINIÓN

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Íñigo Guevara Moyano / Comando y Control / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Las últimas semanas han estado plagadas de piezas de información sobre el conflicto en Ucrania, que aisladas parecen tener poco sentido, pero cuando las conectamos observamos cómo la guerra ha entrado en una fase en donde las operaciones de inteligencia se intensifican, principalmente en cuanto al uso de desinformación.

Hasta ahora, las fuerzas ucranianas habían recibido una gran cantidad de ayuda militar por parte de Occidente en la forma de equipo obsoleto, gran parte de origen soviético –al que estaban entrenados y acostumbrados– y cantidades modestas de armamento occidental también antiguo.  Las promesas de una nueva generación de armamento convencional como los tanques Leopard 2, Challenger y M1 Abrams, y misiles PATRIOT comenzaron a convertirse en realidad hace unas semanas. Hasta el momento, las entregas han sido modestas, pero la maquinaria industrial de la OTAN está activada y podremos ver una contraofensiva ucraniana significativa durante la última parte de la primavera y el inicio del verano.    

La semana pasada, Rusia mostró imágenes de lo que dice fue un ataque fallido para asesinar a Vladimir Putin en Moscú. Las imágenes manifiestan dos drones siendo detonados sobre el Kremlin y acto seguido el ministro de Relaciones Exteriores ruso anunció que el ataque había sido planeado por Estados Unidos y ejecutado por fuerzas ucranianas.  Ha habido múltiples especulaciones de este supuesto atentado, desde que esta fue una operación falsa, montada por los servicios de seguridad rusos para generar apoyo de la población por la guerra hasta la idea de que se trata de una facción disidente rusa que busca eliminar a Putin. En todo caso, la cantidad de explosivos que iban a bordo no era suficiente para ejecutar un atentado exitoso contra Putin, quien ni siquiera se encontraba en el Kremlin.  

La semana pasada también, el líder de los mercenarios del grupo Wagner, una compañía militar privada al servicio del Kremlin, anunció en redes sociales que sus fuerzas se retirarían de Bakhmut, una pequeña ciudad (de 70 mil habitantes antes de la guerra), debido a la incapacidad del Ministerio de Defensa ruso por suministrarle armamento y municiones.  ¿Es una ruptura del grupo mercenario con sus patrones en el Kremlin, una medida de presión o un intento de engaño para atraer a las fuerzas ucranianas a concentrar su esfuerzo ahí?      

Durante el fin de semana, las defensas antiaéreas ucranianas anunciaron el bautismo de fuego de sus baterías de misiles PATRIOT, comunicando que habían interceptado un misil hipersónico Kh-47.  Esto es relevante porque hasta el momento, Rusia había alardeado sobre la capacidad "invencible" de su nueva generación de armas convencionales, particularmente de sus misiles hipersónicos capaces de volar a 10 veces la velocidad del sonido.

De probar cierta la intercepción, esta última generación de armas rusas ya no servirían de disuasión para ningún teatro de operaciones.  Eso es peligroso porque deja en claro que la única disuasión real para Rusia sería el empleo de armamento nuclear.  

Lo único que queda claro es que la guerra entra en una nueva fase en donde el empleo de la inteligencia, la desinformación y las operaciones psicológicas cobran mayor intensidad.

POR IÑIGO GUEVARA MOYANO
DIRECTOR DE LA COMPAÑÍA DE INTELIGENCIA JANES Y ACADÉMICO VISITANTE DEL ATLANTIC COUNCIL, EN WASHINGTON, D.C.

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