Notas sin pauta

Cuauhtémoc, aspirante a emperador

La transexenal extensión de mandato que por la vía consanguínea pretende perpetrar el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco

Cuauhtémoc, aspirante a emperador
Arturo Rodríguez García / Notas sin Pauta / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

La transexenal extensión de mandato que por la vía consanguínea pretende perpetrar el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, comienza a dar signos de descomposición política cuando aun faltan dos años para que concluya el período para el que fue electo.

El desbordamiento autoritario ha sido la consecuencia más inmediata de la frustrada operación por posicionar a su hermano, Ulises Bravo Molina, en la carrera por la candidatura morenista al gobierno del estado que habrá de disputarse en 2024. Y es que el pasado miércoles último, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), tiró la aprobación de Bravo Molina como congresista nacional de Morena, una posición que le permitió contender y ganar la dirigencia estatal de ese partido donde, es innegable, hay militancias nada dejadas y con aspiraciones democráticas.

El gobernador, futbolista de profesión en retiro, tiene a la clase política del estado inmersa en una severa disputa pues, habiendo llegado por el ya extinto PES, ha intentado asumir el control de Morena con malos modos en la práctica de su nepotismo. Como se sabe, los días 30 y 31 de julio, Morena eligió congresistas nacionales, una figura para la que existen disposiciones estatutarias incluidas en la convocatoria a dicho proceso que entre otras cosas, mandataba en su base quinta que, quien aspirara no podía haber contendido por un partido distinto a Morena en elecciones recientes.

Bravo Molina fue candidato del PES a diputado federal el año pasado, por lo que la impugnación fue a dar al TEPJF. Sin embargo, mientras el órgano jurisdiccional resolvía el asunto, el hermano del gobernador morelense contendió por la dirigencia estatal de Morena, ganando con 25 votos sobre los 24 que obtuvo el político José Guadalupe Ambrosio Gachuz.

Desde julio, la injerencia del gobernador Cuauhtémoc Blanco en la elección al congreso nacional problematizó las cosas en Morelos, pues amplios sectores del partido rechazaban las presiones que ejercidas desde Palacio de Gobierno. Luego de que el pasado miércoles 31, el TEPJF resolviera el expediente SUP-JDC-835/2022, cancelando a Bravo Molina como congresista y por ende dirigente electo, las venganzas políticas comenzaron contra aquellos que no apoyaron la intentona del gobernador por imponerlo.

Un ejemplo: el jueves 1 de septiembre, la junta de gobierno del Instituto de Fortalecimiento y Desarrollo Municipal, integrada por presidentes municipales, destituyó al director Arturo Abúndez Martínez por “perdida de confianza” y nombró en su lugar al padre del alcalde de Miacatlán, Francisco León y Vélez.

Los alcaldes y alcaldesas, afines al gobernador, aun como junta de gobierno no estaban facultados para la destitución de quien fue electo por tres años. Pero sucede que la esposa de Abúndez Martínez, no quiso apoyar a Bravo Molina en su postulación a congresista nacional.

El asunto se ha leído como la primera venganza del mandatario y un acto ejemplar para quienes, dentro del morenismo, se opongan a la construcción de la candidatura imperial de Ulises Bravo para el 2024.

Posdata

Mucho ruido causó en el Estado de México la reaparición de David López, el exvocero de Enrique Peña Nieto. Sin embargo, pocas nueces… y es que el también exdiputado federal salió a expresar su respaldo a Ana Lilia Herrera Anzaldo como aspirante a la gubernatura, un pronunciamiento oficioso que, por el escaso prestigio del interfecto, no fue bien acogido ni en el círculo de la diputada priísta.

POR ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA

COLABORADOR HERALDO RADIO

@ARTURO_RDGZ

MAAZ

 

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