COLUMNA INVITADA

Vivir bajo la apariencia

La oposición política, económica y empresarial se equivoca al justificar sus desaciertos

OPINIÓN

·
Óscar Sandoval / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La oposición política, económica y empresarial se equivoca al justificar sus desaciertos en la falsa idea de que lo que está construyendo el presidente López Obrador es una dictadura.

Lo grave es que, al hacerlo, lejos de lograr el “supuesto” objetivo, contribuyen a que a través del Movimiento se desdibuje la posibilidad de alternancia democrática porque esa se está gestando en la negociación política y no en las urnas. Así, las banderas partidistas de quienes lucharon por ella se ondean convirtiéndose en cómplices de regresar al pasado del que huimos a través del voto y, además, asumen la posición de albañiles de un nuevo régimen.

Así se da la segunda llamada en el juego del “acomodador” en el teatro de la política ante 2024. Algunos como el senador Raúl Paz y la diputada Yolanda de la Torre pasan de personajes inexistentes en los medios, a políticos clave de decisiones que definen nuestro futuro. ¿Convicciones o conveniencias?

¿Oportunidad política? ¿Entes independientes o instrumento de la paz de otros actores?

Otros como Alejandro Moreno van de traidor a la patria y “soberanía energética”, a denunciante ante la OEA (¿alguien sabe qué ha pasado con esa denuncia?); y ahora, a autodefinirse como aliancista; o, lo que es lo mismo, veleta que usa el viento para moverse él y no a un partido como es su responsabilidad no solo frente a los priistas, sino frente a la democracia mexicana.

Esta definición se refleja en sus decisiones políticas, pero también en la identificación partidista que ronda el 12% por el PRI y el 9 por ciento del PAN con Marko Cortés al frente (Demotecnia). La ruta hacia un partido hegemónico está clara y son ellos quienes más le aportan a Morena. ¿Desaparecerán? Por supuesto que no, los harán sobrevivir aún en contra de sus propios liderazgos
para dar vida al pasado en forma de nuevo régimen.

El “aliancismo” sigue negociando votos particulares sin pensar en el mediano y largo plazo del país. Si supieran jugar a oposición o fueran serios, estarían al menos tratando de capitalizar los logros y aciertos que le entregan a Morena.

La lealtad y los principios son inexistentes en el juego del “acomodador”. Quienes están en él, van por la propina política. Los “pragmáticos” señalarán que no hay sorpresa porque no hay de otra ante una intención de voto por Morena y sus aliados de 57 por ciento (Demotecnia); y en un escenario en el que las “corcholatas” están en un juego de suma cero lo que le da más poder al movimiento y al presidente López Obrador.

Atentos a esto último que este será el gran reto de la elección de candidato y de operación electoral ya que, de continuar por la misma ruta, la posición no será de quien gobierne, sino de quien bajo el “paraguas” de ejercicios demoscópicos, defina al candidato.

Ante lo que viene en la política mexicana, es tiempo de que dejemos de usar términos que aparentemente asustan, como la dictadura o el dictador y empecemos a usar lo que corresponden con el momento político. De lo contrario, estaremos viviendo bajo supuestos y no sobre realidades, la consecuencia será que el peor miedo tenga más posibilidad de convertirse en realidad, que el aplauso sustituya al voto, y la desmemoria ciudadana conjugada con la ligereza con la que los líderes empresariales llevan su supuesto liderazgo, sea el pecado que lleve la penitencia.

POR ÓSCAR SANDOVAL SAENZ
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ

MAAZ