Columna Invitada

El retorno de Lula da Silva en Brasil

Para el PT y sus aliados será muy complicado construir una mayoría, por lo que tendrá que demostrar que mantiene intactos sus dotes de negociador

El retorno de Lula da Silva en Brasil
Luis Miguel Martínez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El retorno de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil ha sido un campanazo para la izquierda latinoamericana, ávida de recuperar poder y protagonismo en la región continental. Sin embargo, la llegada al poder del exsindicalista brasileño, no será como en el pasado. Su nuevo periodo tendrá muchos matices diferentes que deben considerarse y analizarse a fondo para entender muchas de sus futuras decisiones y maniobras políticas en materia de gestión pública en aquel territorio.

Sí, efectivamente, Lula, ha regresado al poder de la mano de las clases más vulnerables de Brasil, al igual que de grandes segmentos poblacionales de las clases medias, pero aún con estos apoyos, su victoria parece insuficiente. El voto del nordeste, su región natal y la más pobre, ha sido de nuevo mayoritariamente para este personaje. Los más necesitados recuerdan que hace 15 años tuvieron mejores condiciones para sobrevivir que las que tienen ahora y esperan un regreso a esa bonanza. El problema es que satisfacer esa demanda de prosperidad será uno de los principales desafíos, ya que, “el viento que empujó” a las economías latinoamericanas hacia un crecimiento sin precedentes, ya no existe. El gobierno del nuevo Presidente tendrá que encontrar nuevas fórmulas para crecer y prosperar a partir de la adversidad y la parálisis macroeconómica que ha cimbrado los mercados regionales durante los últimos años.

Además de este fenómeno, Da Silva no sólo tendrá un contrapeso en São Paulo y en algunos otros estados protagonistas en Brasil, también tendrá que gobernar con un Congreso claramente conservador y opuesto ideológicamente a los intereses que él representa. La fracción parlamentaria de Bolsonaro, el Partido Liberal (PL), tendrá la mayor bancada de la Cámara de Diputados, con 99 escaños, uno de cada cinco. Mientras que para el PT de Lula y sus aliados, será muy complicado construir una mayoría, por lo que tendrá que demostrar que mantiene intactos sus dotes de negociador, que fueron su marca de distinción en sus dos primeros mandatos, si es que quiere, que la mayor parte de sus compromisos vean la luz en su actual periodo de gobierno.

La división política e ideológica en partes casi iguales que mostró el resultado de las elecciones generales en Brasil el 2 de octubre, en las que Lula logró 48.43 por ciento de los votos válidos emitidos (57,257,473) y Bolsonaro, 43.20 por ciento (51,071,106), también se refleja en la constitución del próximo Parlamento nacional, que habrá de fungir como fiel de la balanza entre los políticos de aquella nación, conformado por 513 diputados y 81 senadores.

País polarizado y congreso dividido

El Partido Liberal (PL) del actual mandatario tendrá la mayor bancada en la Cámara de Diputados que asumirá en febrero de 2023, con 99 escaños propios. Entre sus aliados, el Partido Progresista (de centroderecha) sumó 47 escaños, mientras que otras fuerzas menores, que tributan a la base de apoyo del exparacaidista de Artillería, consiguieron 41 asientos en el recinto. La suma de todo el bloque rondaría los 187 escaños.

Por su parte, la Federación Brasil de la Esperanza, ligada al nuevo Presidente electo, tendrá 80 diputados propios y el respaldo de otros 28 legisladores afines, con lo que totalizarían 108 legisladores leales en la Cámara baja.

En el Senado, Bolsonaro ocupará 13 de los 81 escaños del cuerpo colegiado con legisladores de su sello personal; Da Silva, nueve. En este espacio de deliberación las fuerzas podrían estar más equilibradas y ser los partidos afines al Partido Liberal y al Partido de los Trabajadores los que definan el curso de las iniciativas.

En resumen, el panorama se ve complicado para Lula, quién gano el nordeste y en el Norte, es decir, en sectores pobres y populares caracterizados por tener poblaciones de indígenas y negros. Perdió en el sur desde Río de Janeiro y São Paulo hasta Río Grande do Soul, es decir, las zonas económicamente más fuertes, sin mencionar que los que controlan el negocio de la Amazonia, son estos mismos grupos. El nuevo titular del Ejecutivo se encuentra en minoría en ambas cámaras legislativas, siendo la Cámara baja su mayor preocupación, porque ahí deben establecer una estrategia de mayor negociación permanente y eficiente.

Su partido solamente tiene 12 de 27 gubernaturas, por lo que a nivel nacional deberá instituir un gobierno de reconciliación y unificación nacional si lo que desea es que Brasil pueda consolidarse como una oferta atractiva para hacer negocios en Sudamérica por parte de la inversión extranjera.

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES

PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA 

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