COLUMNA INVITADA

6 de enero no se olvida

Hoy se cumple un año del ataque armado al Congreso estadounidense por parte de una turba enardecida, alentada por el entonces Presidente de ese país, Donald Trump

OPINIÓN

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Miguel Ruiz Cabañas / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hoy se cumple un año del ataque armado al Congreso estadounidense por parte de una turba enardecida, alentada por el entonces Presidente de ese país, Donald Trump. Fue un ataque con violencia para impedir que el Congreso, de acuerdo a
la Constitución de Estados Unidos, declarara presidente electo a Joe Biden, el legítimo ganador de las elecciones presidenciales de noviembre de 2020.

Fue el ataque más artero contra la democracia norteamericana desde la Guerra Civil de 1861-1865. De haber sucedido en cualquier otro país un evento similar, seguramente el Departamento de Estado lo habría calificado como un descarado intento de golpe de estado por parte de un presidente que se había negado a aceptar su derrota electoral. Si hubiera tenido éxito la intentona, quizá el gobierno estadounidense habría dictado sanciones económicas y diplomáticas contra ese gobierno espurio.

Fue una buena noticia para la democracia estadounidense, y para todos los que creemos en las instituciones democráticas en el mundo, que el intento de golpe de estado no haya tenido éxito. Quizá hubieran fenecido las instituciones republicanas en la democracia más antigua en el mundo que, a querer o no, ha sido uno de los ejemplos más importantes para muchas otras democracias en el planeta, incluyendo a muchos países de nuestra América Latina, de Europa del este, de África y de Asia.

Pero el hecho de que la intentona no haya tenido éxito hace un año, no significa que las fuerzas contra la democracia en Estados Unidos se hayan quedado tranquilas. De entrada, los Republicanos decidieron exonerar a Trump de haber sido el principal responsable del ataque. Aunque la Comisión del Congreso que investiga a detalle lo sucedido puede dar a conocer información relevante que lo incrimine aún más, dado el control que éste mantiene del Partido Republicano, es prácticamente imposible que llegue a enfrentar cargos penales. Aún así, es buena noticia que muchos de sus seguidores que participaron con violencia en el ataque estén siendo detenidos, procesados y encarcelados.

Como señala Ana María Salazar, estos procesos muestran la importancia de la independencia de los contrapesos en una democracia.

El Presidente Biden trató durante todo 2021 de superar la polarización inducida por Trump y sus partidarios, y unir a su país. Un año después podemos decir que ha fracasado. La sociedad estadounidense está más dividida que nunca, como lo muestra el hecho de que, para la mayoría de los votantes republicanos, Biden y los demócratas se robaron la elección presidencial. No les importa el hecho, absolutamente comprobable, de que ni entonces ni ahora, un año después, haya ninguna evidencia que apoye su reclamo.

Simplemente lo creen porque eso es lo que les ha dicho todo el tiempo su amado líder, Donald Trump. Ese es el influjo que puede llegar a ejercer sobre un sector de la población un líder populista autoritario. Al estilo de Goebbels, crean realidades alternativas. El continuo ambiente de polarización política presenta a Biden y los demócratas un desafío formidable en este 2022. Pueden perder las exiguas mayorías que hoy mantienen en la Cámara de Representantes y en el Senado, dificultando aún más la aprobación de una agenda legislativa muy complicada, que de por sí causa grietas al interior del partido demócrata.

Peor aún, una derrota de los demócratas en las elecciones legislativas de noviembre próximo abrirá las puertas a un posible retorno de Trump y sus partidarios en 2024. Pueden volver, en noviembre de este año, los ataques violentos al proceso democrático, ya sea porque los republicanos se las ingenien para reclamar victorias electorales sin sustento, o que desconozcan las victorias de sus adversarios demócratas.

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Y este escenario podría repetirse nuevamente en la elección presidencial de 2024. Por la influencia que Trump ejerce en el partido republicano, son muchos los miembros de ese partido los que aparentemente han dejado de creer en la democracia y comportarse de acuerdo con sus reglas.

Reconocidos expertos en seguridad y política internacional, como Ian Bremer, están elevando la voz de alarma. Subrayan que Estados Unidos puede entrar en una vorágine de inestabilidad política permanente, lo que tendría consecuencias no sólo para ese país, sino para el resto del mundo, en momentos en que continúa la pandemia del COVID19, y se acentúan los costos del cambio climático https://www.eurasiagroup.net/issues/top-risks-2022

Incluso militares retirados estadounidenses han llegado a señalar el peligro, hasta ahora inimaginable, de una guerra civil si los militares en activo llegan a dividirse ante un escenario de extrema polarización política y una nueva intentona de golpe de estado en 2024. https://aristeguinoticias.com/1912/mundo/eu-tres-generales-en-retiro-advierten-sobre-posibilidad-de-un-golpe-de-estado-en-2024/

Las consecuencias para la paz y la seguridad internacionales de un colapso de los procesos democráticos en la democracia más respetada, sólida y antigua del mundo, serían muy profundas. Vivimos momentos en que tanto China como Rusia buscan cambios sustanciales en la situación geoestratégica en el mundo. Como comunidad internacional enfrentamos retos inmensos, como el cambio climático, que exigen liderazgo y mayor cooperación internacional.

Una permanente inestabilidad política de Estados Unidos se traducirá, automáticamente, en una creciente debilidad internacional de ese país. Eso será un factor que las potencias militares mencionadas tratarán de aprovechar en su favor. Lo más probable es que no ocurra una invasión rusa de Ucrania, ni un intento de China de apoderarse de Taiwán, en este año que comienza. Para empezar, creo que ambas potencias esperarán a ver los resultados de las elecciones de noviembre en Estados Unidos.

Pero todo puede suceder más adelante, si la democracia en la nación norteamericana se empantana, si la inestabilidad política se apodera de ella, y el país hegemónico de las últimas décadas pierde aún más credibilidad, influencia y liderazgo internacional. No cabe duda, 6 de enero no se olvida.

*MIGUEL RUIZ CABAÑAS IZQUIERDO ES PROFESOR Y DIRECTOR DE LA INICIATIVA SOBRE LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE EN EL TECNOLÓGICO DE MONTERREY

@miguelrcabanas 

miguel.ruizcabanas@tec.mx

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