Había una vez en México

No habrá elecciones

El Senado ejerció su facultad para declarar la desaparición de poderes en Veracruz con base en Ley Reglamentaria Fracción V del Artículo 76 de la Constitución

No habrá elecciones
Mariana Otero-Briz / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México Mariana Otero-Briz / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: FOTO: ESPECIAL

Ha pasado algún tiempo desde que el secretario del Senado, Juan Miguel del Lago, fue detenido en Veracruz.  Se espera su libertad, gracias a las gestiones del próximo presidente, Roberto Montreal.                                                

Según los oráculos de comunicación, todo comenzó cuando se dictó prisión preventiva al colaborador de Montreal sin que hubiera pruebas de su participación en un crimen.  

El Senado ejerció su facultad para declarar la desaparición de poderes en Veracruz con base en Ley Reglamentaria Fracción V del Artículo 76 de la Constitución- 

El primer paso recayó en la Comisión de Gobernanza, donde se elaboró el dictamen para convencer a tirios y troyanos de cambiar no sólo al gobernador, Moctezuma Garcés, sino a 50 diputados, 30 magistrados y a todos los jueces. El dictamen se aprobó por mayoría. 

Tras expresar su confianza y respaldo a Garcés, así como su enérgico rechazo al proceso legislativo para destituirlo, el también presidente Adrián Miguel López Obregón, envió al Senado la terna para el gobernador provisional, que habría de convocar a nuevas elecciones y organizar la modificación del Poder Judicial de la entidad.  

Lo que muchos no esperaban fue la inclusión de Garcés en la terna con el argumento de que la Ley no lo prohíbe, mientras que académicos y analistas de todos vaticinios televisivos explicaron la hazaña como una forma en que el Senado no le quedó mal a un presidente ni al otro.  

Lejos de disiparse, los desafíos se multiplicaron. Garcés convocó a las elecciones. El órgano electoral, que con anterioridad había expuesto su falta de recursos para otros ejercicios democráticos aseguró que no existían posibilidades presupuestarias para una elección extraordinaria. 

Desde su tribuna, López Obregón, exigió un severo programa de austeridad y se retomaron las iniciativas judiciales en contra de los funcionarios electorales, pero no prosperaron. 

Se ordenó al encargado de la hacienda pública canalizar los montos para la realización de comicios, pero la creciente inflación y los factores económicos externos obligaron a reasignar recursos de obras insignia, como el tren el aeropuerto, que hasta el momento no han podido inaugurarse.  

Nadie calculó que la indignación sacudiera a los veracruzanos. Imperturbables frente a masacres, balaceras, desapariciones y hechos previos, extinguieron paciencia y tolerancia ante lo que consideraron una burla. 

La agitación social contagió otras zonas del país, la mitad de las entidades se rebelaron y nombraron a Montreal candidato presidencial único y consideraron innecesario el gasto de realizar elecciones democráticas.  

La liberación de Juan Miguel del Lago se estima en los próximos años, una vez que el poder legislativo veracruzano tome protesta y se nombren a los integrantes del Poder Judicial. 

Nota: Ficción realizada con el apoyo técnico del abogado constitucionalista Francisco Burgoa

Mariana Otero-Briz 

Periodista y escritora 

@Brizcocho 

SSB

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