IT'S THE BEAT

¿En verdad es tan malo comenzar a tener eventos de música electrónica en el país?

En países como Inglaterra, se han organizado protestas para intentar que los gobiernos permitan que se lleven a cabo eventos masivos y las discotecas puedan abrir sin restricciones

OPINIÓN

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Majo Montemayor / It's the beat  / Opinión  El Heraldo de México
Majo Montemayor / It's the beat / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Después de año y medio sin eventos presenciales, la semana pasada visitó nuestro país el DJ alemán, Boris Brejcha, uno de los exponentes más importantes del High-Tech Minimal.

Era una visita muy esperada, pues ya lo hemos dicho muchísimas veces, durante la pandemia, la industria del entretenimiento fue una de las más golpeadas y urge regresar a un tipo de “normalidad” para que toda la gente que depende de este negocio pueda tener sustento.

En países como Inglaterra, se han organizado protestas para intentar que los gobiernos permitan que se lleven a cabo eventos masivos y las discotecas puedan abrir sin restricciones, todo bajo el argumento mencionado anteriormente, hay gente que sólo cuenta con este sustento: promotores, meseros, personal de seguridad, etc.

Incluso, en varios países europeos, ha habido varios eventos de prueba para verificar la posibilidad de regresar a la normalidad lo antes posible, y en todos ellos, el resultado ha sido muy favorable; sin ningún caso de contagio. Cosa distinta pasa en México, que a pesar de tener semáforo verde en varias de sus entidades, el “regreso a la normalidad” va algo lento.

Aún así, ya se han reportado algunas presentaciones en nuestro país, tal es el caso de Claptone, Maceo Plex, Artbat y el de Boris la semana pasada.

Brejcha se presentó primero en el Estado de México, en el Foro 360 ubicado en Naucalpan el jueves 1 de Julio, y estuvo lleno, a decir de los asistentes no se respetaron las medidas de sana distancia y uso de cubrebocas durante el evento que resultó ser todo un éxito entre el público que ya deseaba fervientemente un show en vivo. 

Y es que ya lo hemos dicho, la pandemia nos ha robado muchas cosas además de la salud o el trabajo; el COVID-19 nos ha robado los abrazos, el sentirnos cerca de los otros y los momentos de entretenimiento como éste. 

Es lógico que después de un año y medio de encierro todos estemos deseosos de ser parte de estos shows, de bailar, de pensar que el mundo sigue siendo un lugar seguro, amable, feliz, que nos permite disfrutar de la música y bailar.

Por un lado, la industria del entretenimiento ya no puede estar en pausa, y así como dijeron en la protesta realizada en Londres por “Save Our Scene”, este tipo de eventos son igual de “seguros” que los eventos deportivos que permiten cierto número de personas. Por otro lado, nosotros seguimos siendo los responsables de tomar las medidas que nos protejan y protejan a los demás. Creo que no deberíamos tener “niñeras” para hacer lo correcto. Y también creo que si vas a este tipo de eventos es enteramente tu responsabilidad. 

Digo todo esto porque después de este concierto, y de presentarse al día siguiente en Guadalajara en el Foro Sur, donde se congregaron alrededor de cuatro mil personas, muchos criticaron el hecho de que se diera permiso de hacer este tipo de eventos. Fue tanta la presión mediática que recibió, que a pesar de que se tenía contemplado que Brejcha regresara a la Ciudad de México a una nueva presentación el día  sábado, finalmente lo cancelaron, después de que algunos periodistas hablaran de las “multitudes” que se habían congregado en estos shows sin tener en cuenta los lineamientos para evitar la propagación del COVID-19.

Y la cosa no termina aquí, pues la gente que asistió y que compartió en sus redes sociales algunos videos de la presentación, fueron duramente criticados por los usuarios, con mensajes llenos de odio deseando que “ojalá todos los que fueron se contagien” y “ahí nos avisan cuando a todos los entuben”.

Más allá de emitir una opinión sobre si está bien o mal hacer este tipo de eventos en estos momentos, lo que llamó mi atención justamente fue la respuesta de la gente. Me parece que perdimos de vista lo hermoso que la música puede darnos, momentos de felicidad, de gozo, y los convertimos en momentos para odiar. 

Me parece inaudito que alguien pueda desearle a otro ser que se muera, sólo por ir a un concierto, me parece fatal que deseen que te entuben y tengas que luchar por tu vida. 

Creo que nos hace falta mucho respeto. Finalmente quien decide ir a estos eventos lo decide por él mismo y quien no quiere ir hasta que todo vuelva a la normalidad (si algún día vuelve) también es muy respetable. Y está bien que te parezca terrible, que te parezca una falta de empatía hacia los que están luchando contra esta enfermedad… ¿pero desear la muerte? ¿Te hace eso una mejor persona?

Lo que hoy reflexiono es que:

1- El mundo no puede seguir en pausa, eso también nos está matando a todos. La economía debe reactivarse.

2- Cada quien es libre de elegir ir o no a un evento o inclusive a una tienda.

3- Nos encanta criticar cuando en realidad nadie nos está preguntando qué opinamos (en el caso de las redes sociales)

Y el mensaje que quiero darte hoy es: ¡Paremos el odio! Paremos este discurso de desear lo peor a otros sólo por no pensar como nosotros; regresemos al concepto básico de: Respeto. No dejemos que el Covid nos robe también eso.

POR MAJO MONTEMAYOR

ELHERALDODEMEXICO.COM

@MAJOMONTEMAYOR

MAAZ