DESDE AFUERA

Cuestiones de política exterior

Se cuenta que López Obrador indicó que como Presidente de la República, él era quien definía el significado de "no intervención"

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Parecería exagerado afirmar que México es un país que frecuentemente se encierra en sí mismo y sólo ve lo internacional como secundario a sus intereses políticos domésticos.

Pero infortunadamente no lo es.

La idea del presidente Andrés Manuel López Obrador de que una buena política exterior se basa en una buena política interior es esencialmente correcta, pero no quiere decir que las propuestas y consideraciones de un presidente mexicano popular sean de aplicación universal, entendidas sin necesidad de explicación o bien recibidas fuera del país.

El gobierno de López Obrador ha tenido varios problemas de ese tipo. La cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) pudo haber tenido motivos domésticos válidos, pero la forma en que se realizó —incluso una "consulta popular" a modo— creó enormes dudas entre inversionistas nacionales y extranjeros, que no se han disipado y, al contrario, han crecido por otras determinaciones, que como la reforma energética han creado desconfianza por el lenguaje usado. Y de hecho han llevado a repetidos mensajes por diversas vías, incluso la diplomática.

Se cuenta que en una de sus discusiones internas sobre política exterior, López Obrador indicó que como Presidente de la República, él era quien definía el significado de "no intervención".

Pero eso no quiere decir que otros países dejen de tener su propia interpretación y vean las posiciones del mandatario mexicano de forma distinta.

Cuando decidió enviar al secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, para "apoyar en lo que podamos al gobierno del Perú, que está atravesando por una situación difícil".

En su "mañanera" del 13 de diciembre, López Obrador criticó a grupos conservadores en Perú y citó el origen popular del presidente Pedro Castillo, aunque omitió que el peruano llegó al poder hace seis meses con 50.25 por ciento del voto y tiene a la mayoría del Congreso en contra.

"Llama la atención que, en Perú, por ejemplo, con 20 por ciento de los votos del Congreso se acepta una solicitud para remoción del Presidente y con 40 por ciento se quita al mandatario, ni siquiera es 50 más uno", consignó.

En al menos dos ocasiones indicó que señalaría públicamente a los legisladores estadounidenses que se opusieran a una reforma migratoria que ayude a los indocumentados mexicanos en ese país. Hacerlo implica, a querer o no, un grado de intervención en la política interna.

NOTA BENE: Acuso recibo de la atenta carta del embajador del Perú en México, Manuel Talavera Espinar, para aclarar a esta columna que el 16 de diciembre, al describir lo que fue el primer y fallido intento por impugnar al presidente Castillo se descartó la propuesta de iniciar el llamado proceso de "Vacancia", que de haber sido admitido, sólo procedería "de lograrse una votación calificada 'no menor a 2/3 del número legal de miembros del Congreso', es decir 67".

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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