DESDE AFUERA

De vecinos, amigos y socios

La salud de cada país es importante para el otro. Sea en términos directos, como es el caso del COVID-19, o figurativos de economía o medio ambiente

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Quizá uno de los datos que mejor ilustra la relación entre México y Estados Unidos, es que la décima parte de las vacunas contra el COVID-19 que se han aplicado en nuestro país proviene de donativos o préstamos, como los llama el gobierno de Joe Biden.

Son más de 10 millones de unidades. Y aunque es un gesto de buena voluntad y algo para recordar y agradecer, hay que reconocer que hay otros intereses en la medida: ayudar a los vecinos a detener el progreso de la pandemia, un gesto que además permitirá que los beneficiarios de esa generosidad (México y Canadá) "paguen" a su vez el préstamo mediante el envío de vacunas a otros países, en América Latina y África.

Pero son intereses legítimos. Para empezar, hay una enorme vinculación entre los dos países, y eso quiere decir tanto comercio en general como intercambios fronterizos, así como familias binacionales, o poblaciones con raíces en "el otro lado", no sólo en la franja fronteriza sino más profundamente en ambos territorios nacionales, que son parte de una cadena de producción integrada.

Esa misma realidad de interrelación e interdependencia se plantea en muchos otros temas y obviamente tiene un impacto en las consideraciones de ambos gobiernos.

En otras palabras, la salud de cada nación es importante para el otro. Sea en términos directos, como es el caso del coronavirus, o figurativos de economía o medio ambiente.

Todas esas razones hacen de México un país importante para EEUU y también es el caso en la dirección contraria.

Pero igualmente, es una explicación para otro hecho: son razones similares las que llevan a nuestro país a sentir el deber de ayudar en lo que pueda a las naciones centroamericanas, especialmente aquellas que como Guatemala, Honduras y El Salvador son fuente de una migración constante hacia el norte.

Más allá, hay otro punto importante: México ha comprado más de 87 por ciento de las vacunas que se han aplicado aquí. O sea, no ha recibido "donativos" o "préstamos" de inyecciones de ningún otro país. Todo lo que ha llegado –sea equipo o dosis– ha sido adquirido. 

Cierto, habría que contar con un par de convenios, incluso el de coproducción con Argentina para la fabricación de la vacuna AstraZeneca y de promesas ya hechas de entregar 150 millones de dosis a varias naciones de la región. Y está bien, son usos legítimos para los impuestos de los mexicanos.

Sin embargo, la realidad es que hubo una donación estadounidense a México, y no es la primera vez que ocurre en tiempos de desastre. Y aunque parezca sólo simbólico, valdría la pena recordar que, en septiembre de 2005, México envió un convoy de ayuda médica humanitaria y un barco con auxilios a los estados de Texas y Mississippi, luego del devastador paso del huracán Katrina.

Fue solidaridad y ciertamente un gesto político hacia los estadounidenses y la población de origen mexicano. Pero también lo que hacen los vecinos y socios.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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