Como es sabido, en el último año, además de experimentar un grave problema de salud con la pandemia, también se ha tenido que enfrentar otro obstáculo: cómo desplazarse para retomar nuestras actividades cotidianas de forma presencial, ya sea el trabajo en oficinas físicas, la escuela o el deporte, por mencionar algunas. Antes del confinamiento, el transporte público ya era una situación de conflicto, no solo de contaminación, sino de saturación para quienes lo requieren por ser grande la demanda y pocos los servicios. Frente a tal problemática, ¿cómo se ha resuelto la movilidad?, ¿se han generado propuestas ciudadanas o de otros actores sociales para atenderla?
Se debe considerar que, en México, solo el 21.2% de las viviendas cuenta con bicicleta como medio de transporte, cifra realmente baja en contraste con quienes tienen automóvil, que es del 46.5%. Otro dato a destacar es la cantidad de viajes en bicicletas eléctricas compartidas, en su implementación en la CDMX, durante su primer mes, febrero del 2018, alcanzó cerca de 15 mil mensuales, sin embargo, en los últimos meses ha caído a menos de 7 mil.
Estas circunstancias presentaron la oportunidad de retomar o iniciar el uso de transportes alternativos, promovidos en gran medida dentro de la llamada movilidad sustentable, es decir, buscar que los traslados hacia los lugares visitados generen pocas o nulas emisiones contaminantes. Ya estaba frente a la sociedad la posibilidad de cambiar el auto, metro, microbús o combi por una bicicleta, un scooter eléctrico u optar por caminar algunas calles para llegar a su destino, disfrutando de un ambiente seguro, donde no se tuviera contacto directo con otras personas y evitar contagios de COVID.
La pandemia ha traído efectos negativos a nuestra sociedad, pero también la oportunidad de explorar nuevas estilos de vida como la movilidad sustentable. Cada vez son más quienes por decisión propia elige una bici sobre un auto, o quien con base en una lógica de cuidado ambiental para todos, opta por migrar a estos modelos que resultan más eficientes, accesibles y seguros; sin embargo, esto apenas comienza y se debe presionar para que los gobiernos decidan invertir en infraestructura que promuevan el uso de esta forma transportes.
Detener el daño ambiental que como sociedad hemos provocado, está en nuestras manos. Además de la bicicleta mecánica o las caminatas recreativas, la tecnología nos brinda la oportunidad de contribuir de forma divertida, con el uso de scooters o bicicletas eléctricas. Estos y otros elementos aportarán a que la transición sea menos complicada y adoptar una movilidad sustentable, sana y eficiente. ¿Estás listo para hacer de tus traslados cotidianos toda una experiencia de sensaciones arriba de una bici? ¿Estarías dispuesto a pensar dos veces el uso del vehículo tradicional cuando solo sea necesario?
POR DISRUPTIVE LABS
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