El 2020 ha sido prueba irrefutable de que vivimos en una aldea global. Nuestras amplias redes de interconexión comercial, turística, migratoria y hasta política, mediante las que –a pesar de las desigualdades que aún persisten– se han creado importantes oportunidades de desarrollo, fueron también los canales por los cuales se propagó la COVID-19 a escala global. Al mismo tiempo, la cooperación internacional ha sido –y seguirá siendo– clave para enfrentar la pandemia, por ejemplo, mediante el intercambio de ciencia y tecnología entre países.
En 2021, la comunidad internacional tendrá que instrumentar lo que quizá sea el paquete de políticas públicas más importantes de la historia: una campaña mundial de vacunación y un gran plan de recuperación económica. Pero si bien el próximo año la pandemia seguirá siendo un tema dominante de la agenda internacional, hay otros asuntos globales que también merecen atención.
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En febrero de 2021 expirará el acuerdo New START entre EU y Rusia, que limita el número de armas nucleares de ambos. Si bien esta iniciativa representó un paso importante, el proceso de ampliación de su vigencia ha sido lento, y de no lograrse, podríamos estar en la antesala de una nueva competencia armamentista.
En Europa, tras la inminente consumación del Brexit, a lo largo del año que viene habrá que observar cómo se desarrollan las nuevas dinámicas entre el Reino Unido y el continente, especialmente en los ámbitos comercial y de seguridad. Más allá de eso, la Unión Europea misma deberá encontrar la forma de renovarse y fortalecerte frente al surgimiento de diversos regímenes de corte populista, dentro y alrededor de sus fronteras.
Un tema prominente en la agenda internacional será el avance de China no sólo como una potencia económica y militar, sino como una alternativa ideológica y política al consenso liberal–democrático que había prevalecido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Este proceso será particularmente significativo en 2021, pues ambos grandes modelos competirán por demostrar al mundo cuál puede enfrentar con más eficacia las crisis sanitaria y económica.
La llegada de Joe Biden a la presidencia de EU implicará un renovado liderazgo mucho más cercano al multilateralismo, a la diplomacia y a la promoción activa del consenso liberal. Esto augura un año muy activo en la agenda internacional, a medida que prácticamente todos los países del mundo buscarán ya sea rearticular alianzas o confrontar al nuevo liderazgo estadounidense.
México, en lo particular, encarará diversas coyunturas internacionales. Una es nuestra participación en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Desde ese foro tendremos la oportunidad de incidir en asuntos de nuestro interés, como el combate al tráfico internacional de armas. Veremos cómo se aprovecha ese espacio. Asimismo, a partir del 2 de enero iniciará la aplicación de varios de los protocolos y normas firmadas en el T-MEC. Finalmente, habrá que buscar reacomodos de cara al nuevo gobierno en Washington. De entrada, ya tendremos un cambio en la embajada, señal de que las cosas no serán igual que con la administración saliente de Trump. En 2021 habrá riesgos globales, pero sobre todo, oportunidades para trabajar desde la diplomacia, en un contexto de mucha actividad internacional al que México no puede ser ajeno.
POR CLAUDIA RUIZ MASSIEU
SENADORA POR EL PRI
@RUIZMASSIEU