No es cualquier cosa lo que logró el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, en los últimos siete días.
Primero, convencer a una de las agencias calificadoras más importantes, Fitch, de que México es un buen pagador, con lo que nuestro grado de inversión se mantuvo y fue reafirmado en ‘BBB’, con una perspectiva estable. Y segundo, refinanciar esta semana deuda por seis mil 600 millones de dólares, reduciendo la perspectiva de pago de intereses en el mediano plazo.
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Ambas noticias fueron tímidamente registradas y comentadas a pesar de su gran relevancia.
Es curioso que algunos miran estas acciones como “normales”, cuando en realidad no corresponden a la lógica operativa de la 4T. Lo normal en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es torpedear todo lo que parezca neoliberal.
Lo que hace Herrera es sumamente trascendental: le está dando viabilidad, credibilidad y consistencia al gobierno.
Fitch dijo que esta “administración mantendrá una posición fiscal estricta […] limitando el riesgo de que el perfil crediticio deteriore las finanzas públicas”.
Asimismo, el mercado de dinero habló por su cuenta anteayer, ante el refinanciamiento: en dos de los nuevos bonos emitidos hubo un apetito enorme, de 16 mil millones de dólares; es decir, 4.4 veces más de lo ofertado por el gobierno mexicano.
Herrera es la última línea de defensa de México en el mundo global.
Esto genera resquemores al interior del gobierno, porque cada dependencia opera con presupuesto muy limitado y la llave del efectivo sólo se abre para las prioridades del Presidente.
Eso sí, de su lado cuenta con Raquel Buenrostro, la jefa del SAT, que hace uno de los trabajos más complejos este año: cobrar impuestos eludidos y meter en orden Aduanas.
Fitch dijo en su reporte, por ejemplo, que “los ingresos fiscales han sido notoriamente resilientes en 2020, propulsados por los cambios fiscales del año anterior, así como por los acuerdos con los grandes contribuyentes”.
Así que, si hay alguien a quien agradecer que México funcione, vaya registrándose el nombre del secretario de Hacienda.
COZUMEL
Ante el complejo entorno que vive Cozumel por la ausencia de cruceros el gobierno municipal de Pedro Joaquín Delbouis acelera. El tesorero, Hilario Gutiérrez, se apegó al programa de diferimiento de intereses, a través de Banobras. Asimismo, se lanzó el cobro de un derecho para visitantes de la isla que llegan en crucero o en ferry. Será para saneamiento ambiental.
Elevar el cobro de predial también está en la mira. Entretanto, el municipio está a la espera de la determinación de la Cofece de Jana Palacios, en relación con la investigación que se sigue a las empresas de ferry que dan servicio a la isla. El precio del transporte fue elevado hasta 60 por ciento este año y al parecer habría colusión entre esas navieras locales.
POR CARLOS MOTA
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