Hemos acampado un par de veces, pero ahora queremos hacerlo constantemente y “profesionalizarnos” para minimizar las “incomodidades” al ir con familia. Nos hemos enamorado de esta actividad, porque acampar significa disfrutar a nuestros hijos (sin prisas) y de nosotros también. Despertarnos (sin prisas) con cosquillas, prender el fuego y hacernos de desayunar, todo sin prisas y en contacto con la naturaleza pura. Es la mejor forma de (des)conexión.
“¿Qué es lo que más te gustó de acampar?”, le pregunté a Matías, mi hijo de tres años, tras una estancia en la zona de camping de Rancho Viejo, situado en las faldas del Nevado de Toluca. Con una gran sonrisa, me contestó: “los árboles, los bombones, la casa de campaña, la niebla…”, y la lista seguía. Lo sorprendente es que cada vez que le hago la misma pregunta, siempre enuncie muchas cosas; algo atípico para su edad. Así fue como ese contacto con la naturaleza, esas actividades al aire libre y ese trabajo comunitario se le quedó grabado.
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Acampar es un buena instancia para conocer los espacios naturales a profundidad, aunado a cocinar y comer al aire libre, uno de los mayores placeres a la vida. Y otro de los grandes beneficios va para los papás quienes se conectan con un estilo de crianza cercano y consciente.
Cómo acampar con niños y no morir en el intento
Para que la experiencia sea agradable para todos, les comparto algunos consejos. ¡Tomen nota! El primer paso es animarse, no es necesario irse muy lejos ni ser un experto en campamentos; poco a poco pueden ir adquiriendo los accesorios para ir mejor preparados según sus necesidades.
El segundo paso es escoger el lugar adecuando para toda la familia; no significa que no se pueda acampar en medio de la nada o en la playa, pero si son las primeras veces conviene elegir aquellos con ciertas facilidades como asadores, regaderas, baños, palapas con mesa y bancas… Tal es el caso de Las Estacas en Morelos y Alpinia en las faldas del volcán Iztaccíhuatl.
Acampar en familia es una muy buena excusa para que todos los miembros, tanto adultos como niños, participen de todas las actividades y eso empieza en casa. Se recomienda que él mismo acomode sus cosas en una mochila del tamaño adecuado, claro, con nuestra supervisión. Hay que considerar varios cambios de ropa, un botiquín básico y tener a la mano teléfonos de emergencia.
In situ habría que enseñarles sobre el cuidado de la naturaleza y el respeto a los animales. En el acampado podrán poner en práctica todos esos conocimientos que les enseñan en la escuela. Hay que explorar el lugar para conocer la flora y la fauna y esto se puede hacer a través de actividades lúdicas para que aprendan con base a juegos. Es primordial también transmitirles cómo prevenir algunos peligros.
Para desarrollar el sentido de la cooperación hay que pedirles que apoyen en tareas sencillas como buscar ramas para prender el fuego y lavar sus trastes. Un buen tip para que tomen consciencia es tomarle una foto al lugar después de recoger toda la basura y apagar la fogata completamente.
Amor y responsabilidad por la naturaleza y los demás, aprender, compartir tareas y adaptarse: cambiar las cuatro paredes por el aire puro es el mejor plan que les podemos proponer.
POR ELSA NAVARRETE
@ LETRAS DESABORES