El pasado 5 de marzo de 2024 una mujer fue arrollada tras invadir el carril confinado del Metrobús en avenida Congreso de la Unión, al cruce con Fray Servando; el choque fue tan fuerte que le amputó una pierna. El 8 de mayo un vehículo de color rojo atropelló a un ciudadano en Santiago y Plutarco Elías Calles, en la alcaldía Benito Juárez. Apenas el 1 de agosto de este año, una unidad del transporte público atropelló y mató a una persona que circulaba sobre Miguel Ángel de Quevedo, al cruce con División del Norte.
Las tres víctimas de estos accidentes tenían algo en común: se desplazaban a bordo de vehículos que "no existen". Esto, que podría parecer un hecho de ciencia ficción, en realidad es algo común en la Ciudad de México, donde en los últimos meses han proliferado los vehículos conocidos como “motobicis”, los cuales operan con baterías eléctricas y alcanzan velocidades de entre 35 y 60 kilómetros por hora, dependiendo del modelo.
Son vehículos accesibles para grandes públicos, su costo ronda entre los 10 mil y los 25 mil pesos, con facilidades de compra a meses sin intereses. Son sencillos de operar, ocupan poco espacio y alcanzan velocidades de alrededor de 50 kilómetros por hora, lo que los convierte en ideales para quienes realizan trayectos relativamente cortos. Sin embargo, se encuentran totalmente fuera de la ley.
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No son bicicletas, tampoco motocicletas
Las llamadas "motobicis", también son conocidas como "bicimotos", "bicicletas eléctricas" o "motocicletas eléctricas" y son importadas desde China. Se desconoce a ciencia cierta cuántas unidades circulan en la capital, pero se estima que se cuenten por miles.
El Reglamento de Tránsito vigente en la Ciudad de México desde 2015 contemplaba ya la existencia de las bicicletas eléctricas, aunque para entonces todavía eran una rareza. Para definirlas, estableció que las bicicletas debían entenderse como un “vehículo no motorizado de propulsión humana a través de pedales o de pedaleo asistido por motor eléctrico” y se especifica que no incluye a “los vehículos que cuentan con un acelerador manual ni aquellas cuyo motor eléctrico continúe la aceleración después de alcanzar los 25 km/hr”. Estas características son las que incumplen las bicimotos y las hace imposibles de calificar.
Y es que tampoco pueden ser consideradas motocicletas ya que estas requieren un motor con un “cilindraje a partir de cuarenta y nueve centímetros cúbicos de desplazamiento o impulsado por cualquier otra fuerza motriz, que cumpla con las disposiciones estipuladas en la Norma Oficial Mexicana en materia de identificación vehicular”. Sin embargo, la potencia de estos vehículos no resulta suficiente para integrarlas en esta categoría.
Regulación que no inhiba su uso
Ante esto, autoridades de la Secretaría de Seguridad Ciudadana han anunciado que trabajan en una regulación para las motocicletas eléctricas. Una infografía compartida de manera frecuente en las últimas semanas por la SSC remarca:
“¿Sabías que en la Ciudad de México estamos trabajando para que viajes seguro en tu motocicleta eléctrica? Debido a que puede alcanzar una velocidad mayor a 25 km/hora, es importante que uses casco y atiendas las medidas de seguridad de un vehículo motorizado”.
La imagen agrega que el Reglamento de Tránsito establece que la velocidad máxima para que un vehículo sea considerado un vehículo no motorizado, aunque sea motor eléctrico, es de 25 kilómetros por hora.
“Toma en cuenta que cuando sea regulado el límite de velocidad, si tu motocicleta eléctrica supera los 25 km/hora deberás cumplir con las normas de un vehículo motorizado”; es decir, utilizar placa, respetar espacios de ciclistas y peatones, y utilizar equipo de seguridad. En mayo pasado Andrés Lajous, secretario de Movilidad, dijo:
"Básicamente son motocicletas, aunque el motor sea eléctrico, por lo tanto necesitan estar emplacados y también necesitan traer un casco acorde con las características del vehículo"
Sin embargo, estos vehículos son poco funcionales, pues algunos cuentan con una velocidad de alrededor de 35 kilómetros por hora, muy por debajo de las velocidades que puede alcanzar una motocicleta tradicional.
Sus características los hacen atractivos para compradores
Los comerciantes de estos vehículos han aprovechado esta área gris para impulsar sus ventas, aprovechando el atractivo que le da no tener necesidad de emplacar, de utilizar equipamiento de seguridad especial y prometiéndoles que pueden utilizar la infraestructura ciclista, dijo a El Heraldo de México la activista Areli Carreón, una voz autorizada del ciclismo urbano en la Ciudad de México.
Aunque ese último punto no es del todo cierto, pues exceden el límite de 25 kilómetros por hora que se debe mantener en los carriles confinados, tampoco es posible para las autoridades retirarlos pues no hay una placa que infraccionar.
“Una de las cosas que ofertan como un atractivo es que no necesitas placas, no necesitas licencia, es haz lo que quieras, cómprame para que hagas lo que quieras (...) yo entiendo el atractivo pero es también ponerte en riesgo”
Ante esto, es necesario regularlos, pero hasta el momento las autoridades no saben exactamente en qué debe consistir estas nuevas reglas, un fenómeno que no resulta exclusivo de México sino que se replica a nivel global.
“La regulación de estos nuevos vehículos está en ciernes, en todos lados están viendo qué hacer con ellos. La irrupción de estos vehículos ha causado problemas, heridos, muertos y ponen en riesgo superando la velocidad de 25 kilómetros y ponen en riesgo no solamente a quienes circulan en ello sino también a otros usuarios de la vía”
¿Qué hacer con las motobicis?
Alfonso Suárez Bonilla, urbanista de la UNAM, explicó a El Heraldo de México que el emplacamiento no es la solución, pues puede generar situaciones de corrupción, adicional a que desincentivaría el uso de un vehículo que de entrada es una buena opción para desaturar las calles de la Ciudad de México, económica y poco contaminante para transitar a la micromovilidad.
Detalló que la marca más vendida es Honey Whale, la cual se puede encontrar en sus propios locales además de en tiendas departamentales y comercios en línea. En su página de Internet destaca entre sus modelos más vendidos la “motobici” U4S, con un precio de 15 mil 980 pesos, la cual promete una velocidad máxima de 35 kilómetros por hora, y la U7S, con un costo de 23 mil 759 pesos, el cual ofrece hasta 55 kilómetros por hora.
En ese sentido, Suárez Bonilla consideró que la marca puede estar abierta a la regulación, pues lo que buscan es vender y si se hace obligatorio el emplacamiento, esto se reduciría. Por ello, consideró que una opción sería que los vehículos se comercializaran "gobernados" es decir con un límite de velocidad. Además pide de que se vigile su calidad, pues en muchos casos se ocupan baterias de ácido de plomo en lugar de litio, lo cual los vuelve casi desechables.
Mientras tanto, en la Ciudad de México, donde el transporte público se encuentra constantemente saturado, el tránsito no da tregua a automovilistas y las aplicaciones de movilidad alcanzan precios cada vez más altos, la presencia de estos vehículos continuará incrementando. El reto para las autoridades será encontrar el equilibrio en el que se garantice la seguridad de todos y se establezca una estrategia que no vaya a la prohibición.
“Tiene que hacerse adecuadamente para mejorar la convivencia no solamente de este nuevo actor en las calles sino que podamos seguir haciendo esfuerzos importantes para ordenar a todos los actores y garantizar la seguridad de todas las personas independientemente de que usen el vehículo que sirva mejor a sus necesidades”, concluyó Carreón.