El servicio exterior ha avanzado mucho para darle más equidad a las mujeres en el Mundo en general y en México en particular. Pero “cuando uno observa las fotografías de los cuerpos diplomáticos ve como manchitas a las mujeres, es decir, hay poca presencia todavía”, dijo Lorena Alvarado Quezada, segunda secretaria en el escalafón de esta profesión.
Alvarado Quezada platicó en exclusiva para Mente Mujer que cuando “uno ve el problema de la equidad a nivel internacional, se da cuenta de que no es solo es en México, aun en los países que se jactan de tener muchas políticas de género, como Europa, también tienen ese conflicto”.
“Hemos progresado muchísimo. Creo que actualmente una manera de verlo en México es en los exámenes de admisión para el servicio diplomático, ya que se trata de alcanzar una equidad, mitad hombres, mitad mujeres, en otra época no era así, las excepciones eran las mujeres que lograban entrar al concurso”, dijo.
La diplomática enfatizó que es algo reciente, de hecho, “en mi generación –entre en 2005 al Servicio Exterior Mexicano– no había un equilibrio entre hombres y mujeres. Hay menos mujeres y más hombres”.
“Pasé todas las etapas del concurso para el Servicio (desde el uso correcto del español, cultura, ensayos y dos idiomas), aunque en la última fase, cuando llegué, me entrevistaron cinco personas, pero en particular dos de ellas fueron muy incisivos e insistentes en que yo era mujer.
“Los entrevistadores le plantearon que uno de los grandes problemas del servicio era el divorcio y que era muy complicado que una pareja te quisiera seguir en esta vida diplomática, para ellos era muy importante saber si estaba consciente de lo que eso significaba”, dijo.
“Me sorprendió, después del examen le pregunté a otros compañeros si les habían cuestionado lo mismo y a los hombres no pasaron por eso, pero creo que ya está cambiando; no sé por qué nosotras teníamos que convencer de que nuestra vida sentimental o personal estaba resuelta”, cuestionó.
Recordó que “cuando llegué a Nueva York, con mi bebé de seis meses de edad, me quedé sorprendida, porque nuestro salario era de 5,000 dólares –sigue siendo el mismo desde hace más de 20 años– y el alquiler de un departamento de una sola habitación costaba tres mil dólares y la guardería dos mil dólares, solo con eso se acababa mi salario”.
Su primer destino en el Servicio Exterior fue Indianápolis en protección consular, “que es sumamente complicada es ayudar a la comunidad mexicana en Estados Unidos, esa es la primera manera de poner a la gente en el campo con las tareas más duras que puede haber en el ejercicio diplomático consular”. Después fue asignada a Portugal.
Durante estos años de trabajo de las mujeres en el plano diplomático, Alvarado Quezada resaltó que hay frutos “¿qué se ganó?, la ley ya dice que se nos tienen que cubrir la guardería. Ya no lo busco para mí, sino para las generaciones que vienen de mujeres, pero aunque ya existe la ley, no se ha aplicado”.
Destacó que por esa tendencia muchas mujeres que son diplomáticas deciden no tener hijos, “porque es cierto que es muy complejo, no es sencillo, pero sí, además no tienes esos elementos de ayuda como poder dejar a tu hijo en una guardería. Bueno, pues ya es imposible”.
“Pocas mujeres diplomáticas se atreven a tener más de un hijo, yo solo tengo uno, hay muchas que conozco que decidieron no tener hijos porque es complejo o prefieren no casarse”, destacó.
Señaló que en su experiencia laboral todos sus jefes –menos una encargada de negocios– han sido hombres embajadores y cree ya hay un cambio en esto de darse cuenta de que realmente son muy capaces, pero “estructuralmente hay muchos elementos que no nos permiten avanzar”, finalizó.
PAL