El pasado lunes por la noche, dos sacerdotes Jesuitas fueron asesinados dentro de una iglesia en la comunidad de Cerocahui, en el municipio de Urique, Chihuahua. Se trata de Joaquín Mora, mejor conocido como el "padre Gallo" y Javier Campos.
De acuerdo con el informe del presidente Andrés Manuel López Obrador, un comando armado que asesinaron a estos dos clérigos, perseguían a un hombre que se refugió en el recinto.
En entrevista para De Norte a Sur con Alejandro Cacho, Luis Arriaga Valenzuela, rector de la Universidad Iberoamericana, explicó lo que sucedió ese día dentro de la iglesia en Chihuahua, y señaló que el atentado ocurrido dentro del templo de la misión jesuita de Cerocahui en el estado, en una comunidad que está ubicada a dos horas del municipio de Creel, en donde los hermanos jesuitas fueron asesinados mientras cumplían su misión pastoral.
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A través de la señal de Heraldo Media Group, el también sacerdote jesuita, se dijo consternado por los hechos y reiteró que este asesinato es condenable, sobre todo por la desaparición de los cuerpos jesuitas.
Dijo además que se suman a la indignación que tiene la provincia mexicana de la compañía de Jesús, y todos los jesuitas que los conocieron, ya que sabían del trabajo que realizaban;
"Sabíamos del trabajo tan valioso que estaban haciendo de la Sierra Tarahumara por muchos años", dijo Arriaga.
Asimismo, el abogado y doctor en Educación indicó que el padre "Gallo" se fue desde los años 70 a trabajar a Chihuahua, en la sierra y distintas comunidades.
Pide justicia a los sacerdotes jesuitas
Arriaga Valenzuela demanda ante la comunidad los cuerpos que fueron acribillados y que se llevaron. Además, pidió antes de buscar la justicia, el esclarecer los hechos y esto es encontrando a los sacerdotes.
También pidió al gobierno de la entidad y a la población, que los ayuden dentro de las próximas 72 horas que son cruciales para encontrarlos.
"La violencia alcanzó el límite sin precedentes en el país y queremos que las autoridades se muevan para encontrar a los sacerdotes", sentenció.
Finalmente, comentó que, de acuerdo con la ley general de desaparición de personas, existe un artículo que establece que a quien oculte o incinere, sepulte o desintegre restos de un ser humano o cadáver de una persona con el fin de ocultar un delito, constituye a otro delito que se le impondrán penas muy altas.
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