Alrededor de 75 mil mujeres marcharon en la Ciudad de México, en una manifestación pacífica, donde al grito de una sola voz exigieron erradicar los feminicidios, desapariciones, así como la igualdad sustantiva en los centros laborales, un alto a la impunidad y justicia para todas las víctimas de agresiones, abusos sexuales y violaciones.
Al recorrer las calles capitalinas, las mujeres se preguntaban: ¿cuántas vidas más se necesitan para reconocer que en nuestro país hay un problema gravísimo, tanto de feminicidios, desaparecidas y todas las formas de injusticia que puedan existir hacia las mujeres?
Colectivas y grupos de ayuda anunciaron que, ante la impunidad y el desinterés de las autoridades de todo el país por atender el problema de la violencia contra las mujeres, madres de víctimas de feminicidios planean recorrer la República y construir una red de apoyo para quienes sufran de este mal.
Al culminar la movilización del 8M, en el Zócalo capitalino, Aracely Osorio, mamá de Lesvy, señaló que a través de las instituciones continúan las largas cadenas de impunidad que le permiten a más de 90 por ciento de los feminicidas permanecer en las calles sin un castigo.
Indicó que buscan verdad, justicia y reparación del daño, pero principalmente que no exista ni una asesinada más.
“He empezado los preparativos para recorrer el país, las madres vamos a recorrer el país para encontrarnos con otras madres, con otras mujeres porque no queremos que las niñas, las más pequeñas o quienes todavía no nacen sepan lo que aquí ocurre”, dijo.
María Patricia Becerril, madre de Ciani Estefanía Figueroa, joven doctora asesinada en Puebla, el 16 de mayo del 2018, criticó la labor de las autoridades de ese estado en el caso su hija, que calificaron de suicidio cuando han demostrado que fue asesinada por un hombre.
La movilización, donde las participantes repartieron flores a mujeres policías, terminó entre cantos y gritos de “ni una asesinada más”, “porque vivas se las llevaron, vivas las queremos” o carteles exigiendo justicia y cero impunidad: “Somos el grito de las que ya no están”.
PAL