URGENCIÓLOGA

Contagia a su hijo amor por la medicina

Brenda González enfrenta virus desde hace 30 años y sus hijos la han acompañado a su labor médica desde pequeños; ahora, uno de ellos la ayuda a salvar vidas

NACIONAL

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La doctora Brenda es urgencióloga, especialista en RCP pediátrico: a su hijo Carlos le gusta la anestesiología y atender pacientes críticos. Foto: EspecialCréditos: Foto: Especial

La urgencióloga pediatra Brenda González ha enfrentado varios momentos críticos en el área de epidemiología: sarampión, cólera, rotavirus, dengue, influenza y ahora coronavirus. Como mujer jefa de familia también ha vivido momentos angustiosos que le
han enseñado a no darse por vencida sin importar lo compleja que se torne la situación.

“La pandemia me ha enseñado, paciencia. A pesar de los 30 años de experiencia y que mi set es epidemias, no lo sé todo. Desde mis inicios como médico empecé con la plaga del sarampión en México y estuvo fatal. También me tocó el rotavirus; se nos morían cinco o seis niños diarios en Urgencias. Me tocó el cólera, el dengue, la influenza y ahora, con la COVID-19, yo pensaba que como había pasado cinco pandemias me sentía bien preparada, pero nada que ver. Este virus nos vino a enseñar tantas cosas que creíamos
aprendidas”, comentó en entrevista con El Heraldo de México.

Advirtió que la COVID se enfrenta con prevención, pero desafortunadamente se ha evidenciado que México adolece de estas medidas en salud pública. Es como una madre que quiere anticiparse a las circunstancias que enfrentará el hijo para protegerlo del riesgo, pero sin poder hacerlo cabalmente.

Recordó que se hizo cargo totalmente de sus tres varones, cuando el mayor tenía tres años y el menor, unos cuantos meses. No tenía quien los cuidara y cargaba con ellos para sus guardias. Hoy, uno de ellos fue contagiado por el amor a la medicina. 

Al ver el ejemplo de tenacidad de su madre que enfrentaba doblar turnos para sacar adelante a sus tres hijos, la admiró. Carlos también comenzó a amar la profesión de salvar vidas. “Cargaba con él a mis guardias. No tenía donde dejarlo y él me acompañaba a todos lados. La medicina la vivió desde chiquito y se volvió su vocación.

Por Adriana Luna

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