Durante más de cinco años de estancia en el penal de Santa Martha Acatitla, Beatriz Maldonado enfrentó cada mes problemas para obtener productos de higiene menstrual. La reclusa se veía obligada, al igual que el resto, a usar trapos, que luego terminarían desechando porque tampoco había agua suficiente para lavarlos.
En entrevista con El Heraldo de México, la mujer de 53 años de edad y sentenciada por delitos contra la salud, recordó que esos trapos eran recortes de su propia ropa, ante la falta de toallas sanitarias. Dentro de muchas cárceles en el país no se proporcionan estos insumos a las reclusas, a pesar de ser artículos de primera necesidad. Menos se puede pensar en medicamentos para reducir los cólicos que presentan en algunas ocasiones. Beatriz recuerda que en el penal de Islas Marías sí había toallas, sin embargo otras testimonios rechazaron haber tenido dicho servicio.
Aunque Maldonado ya no está en Santa Martha, aseguró que a las mujeres les faltan productos menstruales. A veces se organizan colectas para llevarles toallas femeninas a las reclusas, que son los productos que es mejor utilizar, pues en el centro penitenciario no existen las condiciones de higiene para usar copas , por ejemplo. Normalmente son los familiares quienes llevan estos insumos a las internas, sin embargo, debido a la pandemia por COVID-19, las visitas han disminuido de manera considerada, y en algunas cárceles se suspendieron por completo.
La higiene menstrual es un lujo para las mujeres privadas de libertad en el país, y no un derecho, como lo proclaman organizaciones como Human Rights Watch. De poder comprar toallas dentro de la cárcel, llegan a pagar hasta 80 pesos por paquete, cuando en el supermercado rondan los 40 pesos.
La diputada Martha Tagle presentó ante el Congreso una propuesta de exhorto, cuya copia tiene este diario, a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y a las autoridades penitenciarias federales y estatales para que, con base en la Ley de Ejecución Penal, se den de forma gratuita los suministros de higiene menstrual a las reclusas, y así se garantice su derecho a la salud. “El exhorto no se discutió durante la (Comisión) Permanente, tuvimos una muy atípica, pero vamos a seguir insistiendo", aseguró.
Por otro lado, se presentó una iniciativa para que se reforme la Ley General de Educación, para proporcionar de manera gratuita productos de higiene menstrual a estudiantes de educación básica, y así combatir el ausentismo escolar. Una encuesta realizada en 2020 (UNICEF México), indica que el 42 por ciento de las niñas y la población menstruante consultada reconoció haber faltado a la escuela durante su periodo.
Anahí Rodríguez, del colectivo Menstruación Digna México, dijo que se busca la gratuidad para todas las mujeres, pero decidieron comenzar su estrategia grupos vulnerables, incluidas las mujeres en situación de calle, y estudiantes. Ya se presentó la iniciativa también a nivel local en dos entidades del país, y se trabaja en otras tres para que sea discutida.
UN LUJO PARA ELLAS
- Un paquete de toallas cuesta alrededor de 40 pesos, en las cárceles cobran hasta 80 a las reclusas.
- En México hay 11 mil 933 reclusas. Esto es 5.54 por ciento de toda la población carcelaria.
- La higiene menstrual es un derecho, no un lujo.
POR DIANA MARTÍNEZ