En un pequeño taller casero en esta ciudad fronteriza mexicana, Eréndira Guerrero hace osos de peluche a partir de la ropa de víctimas del COVID-19 de forma que sus parientes tengan algún recuerdo que abrazar.
Hace años, cuando Ciudad Juárez sufría niveles impactantes de violencia, Guerrero comenzó a fabricar osos a partir de ropa que vestían los fallecidos. La pandemia ha creado un nuevo grupo de clientes afligidos que buscan formas de mantener el contacto con un ser querido muerto repentinamente.
Calcula que ha hecho unos 200 osos para familias de víctimas del COVID-19.
Mucha gente no pudo despedirse de familiares
Según Guerrero, a causa de la pandemia mucha gente no pudo despedirse de sus familiares y necesitan cerrar ese círculo, algo a lo que les ayudan los osos.
Los parientes le llevan alguna camisa favorita u otra pieza y Guerrero coloca cuidadosamente sobre ella con alfileres los patrones para los brazos, las piernas, el torso y la cabeza del oso. Cobra el equivalente a unos 30 dólares por cada uno y le adjunta notas que dicen algo así: “Esta es una prenda que solía usar, cada vez que lo abraces quiero que sepas que ahí estoy. Con amor, papá”.
Araceli Ramírez mostró el lunes una fotografía de su padre vistiendo una camisa mientras ella sostenía su oso hecho a partir de esa tela. Lorenzo Ramírez murió tan rápido de COVID-19 hace dos meses que ni siquiera pudo despedirse de él.
Ramírez señaló que ahora puede hablarle al oso, contarle lo que no puede contarle a él y sentir que está con ella.
Con información de AP