Desde noviembre del 2023, miles de felinos comenzaron a morir en la "isla de los gatos", conocida por su población de michis en Chipre, lo que desató las alarmas no sólo en ese país, sino a nivel mundial también. Los animales tenían fiebre, barrigas hinchadas y letargo, síntomas que apuntaban a peritonitis infecciosa felina (PIF), una afección común causada por un tipo de coronavirus felino.
Ahora, los investigadores han identificado a un posible culpable: una nueva cepa de coronavirus felino, al que se ha denominado como FCoV-23, "que ha cooptado secuencias clave de ARN de un patógeno canino altamente virulento llamado coronavirus canino pantrópico (pCCoV)", de acuerdo con la revista científica Science.
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Aunque ya se han informado cruces de coronavirus canino-felino, afirma, este es el primer caso documentado de un Covid felino combinado con pCCoV, lo que aparentemente conduce a una “tormenta perfecta tanto de enfermedad como de transmisibilidad”, según la opinión de Gary Whittaker, virólogo de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cornell.
¿El nuevo coronavirus de gatos afecta a los humanos?
Los veterinarios de Chipre dieron la alarma por el aumento de casos de FIP, que no está relacionado con el Covid-19 y no afecta a los humanos. Si bien se llegó a hablar de 300 mil gatos muertos, la verdad es que han fallecido 8 mil felinos, de acuerdo con Pet Priority Medical Care.
El gobierno chipriota aceptó el uso veterinario del medicamento humano SARS-CoV-2 molnupiravir, que bloquea la replicación del coronavirus y parece ser un tratamiento eficaz para la FIP. El rápido aumento de casos planteó a los científicos un enigma.
La mayoría de los coronavirus felinos infectan el intestino, donde causan infecciones leves que no llegan a convertirse en FIP. Estas cepas se transmiten fácilmente de un gato a otro a través de las heces. A veces mutan en una forma más peligrosa llamada virus FIP (FIPV) que, en cambio, infecta las células inmunitarias y desencadena enfermedades graves. Pero a diferencia de las cepas intestinales, el FIPV normalmente no se transmite entre animales.
¿El FCoV-23 puede volverse una pandemia?
Para determinar qué estaba causando las nuevas infecciones, investigadores de la Universidad de Edimburgo y sus colegas recolectaron muestras de líquido del abdomen y la columna vertebral de gatos enfermos ingresados en clínicas de Chipre y utilizaron secuenciación de ARN para buscar información genética viral. Lo que encontraron fue un coronavirus felino no descrito previamente, al que denominaron FCoV-23, que contiene una gran porción de ARN del virus canino pCCoV.
Si bien los coronavirus de gatos han existido desdela Edad Media, éste les provoca inflamación severa y cierta caída de pelo a los felinos. Los investigadores consideran que la posibilidad de transmisión a través del contacto con heces contaminadas. Aún no está claro hasta qué punto se ha propagado el FCoV-23, aunque el equipo identificó un caso en el Reino Unido en un gato importado de Chipre. El riesgo general para los gatos fuera de la isla sigue siendo bajo, afirma Tait-Burkard, viróloga de la Instituto Roslin de la Universidad de Edimburgo.