OBJETOS VOLADORES

Japón sospecha que globos de espionaje chinos sobrevolaron su territorio

En un nuevo reporte, el Ministerio de Defensa nipón detalló que algunos objetos, observados entre 2019 y 2012, serían propiedad del gobierno chino

MUNDO

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Créditos: Especial

Un nuevo análisis de objetos voladores no identificados que sobrevolaron el espacio aéreo japonés en los últimos años sugiere fuertemente que se trataba de globos de espionaje chinos, según el ministerio de Defensa de Tokio.

"Tras un análisis más profundo de objetos voladores con forma de globo previamente identificados en el espacio aéreo japonés, incluidos los de noviembre de 2019, junio de 2020 y septiembre de 2021, hemos concluido que se presume fuertemente que son globos de reconocimiento no tripulados volados por China", indicó un comunicado del ministerio japonés de Defensa.

Agregó que había exigido vehementemente al gobierno chino que confirme los hechos y que tal situación no vuelva a ocurrir en el futuro.

"Las violaciones del espacio aéreo por globos de reconocimiento no tripulados y otros medios son totalmente inaceptables", agregó.

Medios japoneses publicaron que autoridades del gobierno estudian aliviar las reglas para derribar objetos que violan su espacio aéreo. Actualmente, solo se pueden usar armas en caso de un peligro claro e inminente, informó la agencia Kyodo.

"Pienso que este caso plantea la preocupación de que podría haber un gran vacío en la defensa japonesa", dijo en una reunión Itsunori Onodera, jefe de política de seguridad del partido de gobierno y exministro de Defensa.

Japón dijo la semana pasada que volvería a analizar una serie de incidentes que involucran objetos aéreos no identificados a la luz de un globo de espionaje chino derribado por Estados Unidos tras ingresar a su territorio.

Tras el incidente, los militares estadounidenses ajustaron sus radares para detectar objetos menores y descubrieron otros tres aparatos no identificados que fueron derribados.

Estados Unidos paga un alto costo por los derribos de objetos

La fuerza aérea más poderosa del mundo movilizada, un misil de última generación que termina en el agua y una negación oficial de una invasión alienígena: el trasfondo de la búsqueda estadounidense de objetos voladores es casi cómico. 

La Casa Blanca lo reconoció: los tres objetos derribados el 10, 11 y 12 de febrero en el norte de Estados Unidos y en Canadá, por orden del presidente Joe Biden, eran quizás globos con funciones comerciales o científicas inofensivas. 

Pero Estados Unidos, escaldado tras haber derribado el 4 de febrero un globo chino, que según Washington estaba dotado de capacidades de espionaje, no se arriesgó cuando los días siguientes radares militares detectaron tres objetos más sobrevolando territorio norteamericano.

Considerando que la seguridad del transporte aéreo civil estaba comprometida, fueron enviados aviones de combate: el viernes y el sábado el Ejército optó por un caza F-22, uno de los más sofisticados, y el domingo por el modelo F-16, menos avanzado. 

El viernes y el sábado, sobre Alaska y en la región canadiense del Yukón, respectivamente, la operación se desarrolló sin incidentes: según el Pentágono, se disparó un misil cada vez, dando en el blanco. 

Pero el domingo, esta vez sobre el lago Hurón, en el norte de Estados Unidos, el avión falló su primer disparo, y fue un segundo misil el que finalmente destruyó el objeto. 

"Sabemos que el primer misil disparado el domingo no dio en el blanco, y nos han informado que cayó en el lago Hurón", dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby

Para un disparo al agua, la factura es alta: la Fuerza Aérea de Estados Unidos utilizó para estas operaciones misiles del tipo AIM-9X Sidewinder, cuyo costo unitario se estima en unos 400 mil dólares. Y si las operaciones de destrucción fueron costosas, también lo será la recuperación de los restos, todos en zonas de difícil acceso. 

De hecho, lo que queda de los objetos ha caído en las superficies heladas de Alaska, o en áreas remotas e inhóspitas del Yukón canadiense, o en las gélidas aguas del lago Hurón. 

La administración Biden ya indicó que habría que esperar al análisis de los fragmentos para determinar la naturaleza, procedencia y uso exactos de los objetos derribados. 

En este asunto confuso, el Ejecutivo estadounidense tiene básicamente una sola certeza, y no la menos importante: "No hay indicios de extraterrestres o de actividades extraterrestres". 

Fue Karine Jean-Pierre, portavoz de Biden, quien lo dijo el lunes, de la manera más solemne, al comienzo de su rueda de prensa diaria en la sala de prensa de la Casa Blanca. 

"¡La verdad está en otra parte, Karine!", le dijo un periodista entre risas, en referencia a la famosa serie "Los expedientes secretos X", dedicada a dos agentes del FBI que investigan fenómenos paranormales.

Con información de AFP

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