El Papa Francisco ha beatificado a Juan Pablo I esta mañana en la Plaza de San Pedro ante miles de fieles y peregrinos que estuvieron en la celebración a pesar de la lluvia.
La beatificación se llevó al inicio, antes de la misa donde el Papa declara a Juan Pablo I beato y se descubrió la imagen que colgaba del balcón central de la Basílica de San Pedro.
Francisco durante su homilía describió a Juan Pablo I como una persona alegre y que a través de su sonrisa, “logró transmitir la bondad del Señor”.
“Es hermosa una Iglesia con el rostro alegre, un rostro sereno y un rostro sonriente, que nunca cierra las puertas, que no endurece los corazones, que no se queja ni alberga resentimientos, que no está enfadada, una Iglesia no enfadada, ni es impaciente, que no se presenta de modo áspero ni sufre por la nostalgia del pasado”.
El Obispo de Roma lo describió como una persona humilde, pero sin limites por amar al prójimo.
“El nuevo beato vivió de este modo: con la alegría del Evangelio, sin concesiones, amando hasta el extremo. Él encarnó la pobreza del discípulo, que no implica solo desprenderse de los bienes materiales, sino sobre todo vencer la tentación de poner el propio “yo” en el centro y buscar la propia gloria. Por el contrario, siguiendo el ejemplo de Jesús, fue un pastor apacible y humilde.
El Papa Francisco invitó a que se le rece pidiendo que se otorgue “la sonrisa del alma”
“Pidámosle que nos obtenga “la sonrisa del alma”, aquella transparente, que no engaña, “la sonrisa del alma”.
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