CAPÍTULO 2

Relatos de guerra desde Ucrania: "¿Alguna vez has estado bajo fuego, un huracán y un tornado?"

El techo del refugio estaba reforzado con vigas de tren y planchas de hierro. Sudábamos miedo, y olía a quemado el vello de nuestra piel; con el viento aullando encima de nosotros, y en nuestras tripas. Con el estruendo de las bombas, misiles y aviones que no cesaba

MUNDO

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Créditos: Alisha Lyubitskaya y Rodrigo García-Golmar

¿Sabéis que están haciendo los rusos con nosotros? Este fue el mensaje que me mandó nuestro amigo Pavel, desde Mikolayiv: uno de los rusófonos del este ucraniano que los rusos dicen defender. Nos pregunta: - “¿Alguna vez has estado bajo fuego, un huracán y un tornado?.  Hoy, a las cuatro de la mañana, lo estábamos. Estábamos en el infierno. En el averno de Dante, y lo atravesamos, salvados milagrosamente.

El techo del refugio estaba reforzado con vigas de tren y planchas de hierro, que se deformaban por las altas temperaturas. Sudábamos miedo, y olía a quemado el vello de nuestra piel; con el viento aullando encima de nosotros, y en nuestras tripas. Con el estruendo de las bombas, misiles y aviones que no cesaba. Una locura de la que somos parte, entraña. Porque quieren Odessa, y para llegar tienen que tomar Mikolayiv.

Nos atacan desde Donbás y desde la periferia. Estamos rodeados, y están furiosos porque no cedemos. Porque no nos entregamos.” Aquí terminó su mensaje y no sabemos más de él. ¿Cómo puede un hombre – hombres rusos – hacer esto a un país entero?

¿Cómo? ¿Por qué tanta crueldad? Es insoportable de ver. La gente lo pierde todo: el hogar, los seres queridos, los animales y la fe en la humanidad. ¡No hay más que lágrimas, solo esperanza de que Dios lo vea todo!

Alisha Lyubitskaya y Rodrigo García-Golmar

Por supuesto, es mejor dejar que algunos ucranios desaparezcan… Y no, no estoy juzgando a nadie… Hay un Dios para eso. ¡Y juzgará justamente a todos! ¡Vive y regocíjate, porque aún no han llegado a ti! ¡Dios está contigo!

Ahora mismo hay una batalla aérea sobre nuestra ciudad. Nos envían cohetes desde Zaporozhie, que sobrevuelan nuestra urbe. Nuestros aviones de combate los derriban.

Gato y ratón de estelas atronadoras. Son ya 16 horas. ¿Por cuánto tiempo aún? Los rusos – he de contenerme para no usar las palabras con que los nombramos – no se arriesgan, ni siquiera con sus aviones, porque saben a quienes se enfrentan. Prefieren bombardearnos desde lejos, donde están protegidos.

Derraman su tártaro de hierro y fuego, su huracán, mientras se emborrachan. Igual que hacen con los refugiados, a quienes extorsionan con vodka y dinero para poder atravesar sus controles. Eso es Ucrania, hoy.

Miro el techo y nuestro refugio no tiene vigas, ni planchas de acero. Solo ladrillo, encima de mis hijas.

**Los autores de estas crónicas son amigos que llevan escribiendo juntos 15 años. Alisha Lyubitskaya es psicóloga y artista multidisciplinar, y Rodrigo García-Golmar, escritor y jurista.

Según las propias palabras de los autores, "estas crónicas nacen por la necesidad de distraer la mente, aplacar la angustia de la guerra con dos hijas en el refugio, bajo ataques constantes a doce grados bajo cero de noche".

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