Un fuerte hecho conmocionó a la comunidad de Bétoy, en la República del Congo, después de que se diera a conocer un caso en el que un pastor evangélico que se dedicaba a servir a la comunidad asesinó de manera brutal a su propio hijo argumentando que Dios le dijo que lo hiciera.
El pastor fue señalado de quitarle la vida a su hijo de 21 años, porque supuestamente, Dios se lo ordenó como sacrificio. Los hechos y desataron un enfrentamiento contra la policía, dejando un saldo de dos personas más muertas y nueve heridas.
De acuerdo con reportes de medios africano, el religioso se aproximó a su hijo mientras dormía para luego degollarlo y así quitarle la vida de forma instantánea. Informaron también que el acusado fue identificado como el pastor Galako, un hombre que dirigía una iglesia la cual llevaba su propio nombre.
Durante una entrevista con el sujeto, medios de comunicación compartieron que Galako, confesó que la voz de Dios fue la que supuestamente le indicó que debía cometer el “sacrificio”. Recordó en tanto el episodio bíblico en el que Abraham intentaba quitarle la vida a su hijo como un supuesto acto de fe.
Por ahora, las autoridades de la localidad continúan con la investigación y detallaron que también buscan a otras dos personas cercanas a Galako, quienes habrían alentado al hombre a cometer tales hechos.
Así fue el suicidio colectivo más grande de la historia causado por un pastor
Jim Jones, mejor conocido como "Reverendo Jim Jones", nació en una comunidad rural en Indiana, donde su padre, veterano de la Primera Guerra Mundial, tenía una enfermedad en los pulmones debido a la inhalación de gas tóxico de las armas químicas utilizadas durante el conflicto bélico. Sus dolencias físicas lo limitaban laboralmente, lo que significó un hogar con capacidades económicas deficientes. Por su parte, su madre era una ama de casa, y manifestaba expresamente su arrepentimiento de haber tenido un hijo.
Su manipulación llegaba a tal grado que la votación siempre terminaba con el mismo resultado: la gente decidía el suicidio colectivo. Sin embargo, cuando los habitantes bebían el líquido rojo que Jones había repartido para terminar con sus vidas, no sucedía nada, lo que representaba la prueba de lealtad que él mismo implementaba.
No fue hasta una tercera o cuarta ocasión que este ejercicio no fue un simple simulacro, dado que Jones preparó un menjurje mezclado con barbitúricos, tranquilizantes y cianuro para que su comunidad lo bebiera.
Tras proveer el líquido a los bebés y niños, los presentes empiezan a darse cuenta que no es una simple prueba y el veneno es real. Sin embargo, tan sólo una persona decide enfrentar a Jim Jones y tratar de hacerlo entrar en razón, por supuesto, en vano.
Fueron 913 personas las que perdieron la vida en el trágico suceso, donde se encontraban alrededor de 200 menores de edad. Hasta el día de hoy se relata esta turbia historia, la cual ha trascendido por su cruda revelación sobre la capacidad de los seres humanos para manipular a los de su entorno
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