Fuga de Cerebros

Qatar: Entre el mundial, el boicot selectivo y otras cargas del hombre blanco

Qatar podría ser uno de los mundiales más polémicos en la historia, dejando ver el privilegio de Occidente y la crítica ignorante

Qatar: Entre el mundial, el boicot selectivo y otras cargas del hombre blanco
Las problemáticas seguirán después del mundial Foto: EFE

Once años atrás, Qatar se convertiría en la sede mundialista más controvertida de la historia. Desde su postulación, el emirato de menos de 3 millones de habitantes ha sido sometido a escrutinio público, y con buenas razones.

Tanto los escándalos de corrupción de la FIFA, las leyes laborales de la región y sonados incidentes de derechos humanos han proyectado una sombra sobre el evento deportivo más con más importancia medíatica y económica, una sombra que crecía a medida que la cuenta regresiva se acercaba al cero.

Quienes se dedican al periodismo deportivo encontraron una intersección extraña con expertos en derechos humanos que discutían todas las particularidades del mundia de futbol: desde su celebración, por primera vez, en noviembre hasta las declaraciones sobre la comunidad LGBTQ+ que emitieron recientemente oficiales qataríes.

La inevitable retórica orientalista que occidente utiliza para envolver la discusión de los derechos LGBTQ+ y otros grupos vulnerables en Qatar es una suerte de “choque de civilizaciones”. Como en todas partes, existen matices dentro de la sociedad qatarí, que no es estática ni, como repiten quienes resienten el no poder beber alcohol en la vía pública, “retrógrada”.

Pensar que, la única manera de defender los derechos de los trabajadores de construcción, las trabajadoras del hogar o las personas queer en Qatar, es erradicando las culturas y sistemas de creencias autóctonos perpetúa precisamente los sistemas opresivos que erigió la colonización y la supremacía.

Esta moralización occidental, aunque parezca bien intencionada e inocentemente ignorante, es extremadamente dañina. La postura de figuras públicas boicoteando el mundial de futbol selectivamente mientras vacacionan en Dubai, emirato con leyes laborales casi idénticas denotan que el bienestar de los trabajadores migrantes no está en el centro de sus agendas.

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Qatar: Entre los derechos humanos y el privilegio de los hombres blancos

Durante los últimos días, se he ha reportado que los aficionados no son más que “acarreados esclavizados” del sudeste de Asia, racializando la experiencia de un demográfico que constituye casi un 25% de la población en Doha e insinuando que no son aficionados porque la cultura futbolística es totalmente eurocéntrica y occidental.

Por supuesto que las miles de críticas hacia Qatar y la región son válidas, pero ni son exclusivas de Qatar ni son exclusivas del mundial de futbol; suponer que lo son o darle importancia a los derechos humanos durante el evento refuerza un sesgo hacia los aficionados (en su mayoría occidentales y con un estatus social privilegiado) sobre quienes estuvieron en Qatar antes y estarán después del mundial.

Creo que es sector conservador de qataríes y no qataríes que llevan generaciones en el país se sienten conflictuados al tener que reconciliar eventos llenos de alcohol o pasarelas con íconos queer de la moda con una identidad islámica, pero también creo que su negación viene de un recelo postcolonial y con esto empatizo.

Cada vez que occidente glorifica ‘tiempos mejores’ en sociedades orientalizadas, despojan a las mismas de la capacidad de sembrar por sí solas las semillas para que florezca una sociedad diversa. Quisiera que hubiera un espacio constructivo de diálogo y real preocupación por las experiencias de personas que hayan sido vulneradas por sistemas injustos y violencias institucionalizadas y normalizadas.

Por ahora, las identidades de grupos vulnerables se utilizan como armas, tanto por occidentales que asumen que un indio no puede ser aficionado de Portugal como por locales que graban intrusivamente a un grupo de amigos pakistaníes pasándolo bien para argumentar que en Qatar no existe problema alguno.
 

Por: Paola Schietekat Sedas, economista conductual, Lic. en RRII y Antropología por la Universidad Americana de Kuwait y maestra en políticas públicas por la Universidad de Oxford. Twitter @paola7kat

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