JAMES DEAN

"Si conduces ese auto morirás en una semana", el día que Alec Guinness predijo la muerte de una leyenda

El suceso podría haber sido sacado de una de las novelas de Stephen King como 'La zona muerta', cuyo protagonista puede prever lo que sucederá en el futuro, pero no.

MUNDO

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Cerca de las 15:30 horas, una patrulla policial les marcó el alto al sur de Bakersfiel. Foto: BBC

Siempre de aspecto despreocupado y ojos melancólicos, James Dean nacido en la ciudad de Marion, estado de Indiana, Estados Unidos, había destacado en el mundo del cine después de aparecer en tres películas consideradas las mejores de aquella década: Rebelde sin causa (1955), Al este del edén (1955) y Gigante (1956). 

Como todo un apasionado de los autos veloces, James Dean encargó el coche de sus sueños, un descapotable Lotus MK X, para participar en carreras; sin embargo, los vendedores se retrasaron a la hora de entregárselo, así que mientras le llegaba se compró un Porshe Spyder 550, al que bautizó como "Little Bastard"

El 23 de septiembre de 1955 un hombre predijo la muerte del actor con una frase completamente escalofriante: "Si conduces ese auto, morirás dentro de una semana". Siete días después, el joven actor se encontró con la muerte en una carretera de California

El suceso podría haber sido sacado de una de las novelas de Stephen King como 'La zona muerta', cuyo protagonista puede prever lo que sucederá en el futuro, pero no , esta historia no forma parte de la imaginación de un escritor, sino  que se trata de un hecho real que conocemos porque sus dos protagonistas son dos leyendas del cine. 

Hace 66 años, el actor británico y la guionista Thelma Moss acababan de llegar a Los Ángeles desde Copenhague. Tras 16 horas de vuelo estaban exhaustos y, tras ser rechazados en tres restaurantes porque Moss vestía pantalones, hambrientos se resignaron y se retiraron del cuarto restaurante por falta de mesas. Mientras se alejaban decepcionados, llegó la solución.

Durante una entrevista para el programa Parkinson Talk, Guinness contó. "Escuché pasos corriendo por la calle, y era James Dean", dijo. La estrella había reconocido a Guinness, que por entonces ya era una celebridad que había deslumbrado a la crítica interpretando nueve papeles y atesoraba una nominación al Oscar como mejor actor por 'Oro en barras'.

"Estaba en el restaurante y vi que no habías podido conseguir mesa. Mi nombre es James Dean, ¿quieres unirte a nosotros?", le preguntó el joven actor. Enseguida aceptaron. Mientras caminaban hacia su mesa, pasaron por delante del coche que se convertiría en leyenda. 

"Allí, en el patio de este pequeño restaurante, estaba esa cosita plateada, muy elegante, toda envuelta con celofán y con un ramo de rosas atadas al capó". El británico le pregunto qué velocidad alcanzaba, a lo que Dean respondió que llegaba a los 250 km/h

"Entonces algo extraño se apoderó de mí", recordó Guinness. “Con una voz casi diferente dije: ‘Debo decir algo: por favor, no te subas a ese auto. Si lo haces, si te subes a ese auto, ahora es jueves, a las 10 en punto de la noche, a las 10 en punto de la noche el próximo jueves, estarás muerto”.

Dean, solo se rio de comentario de su acompañante y el grupo procedió a tener una cena encantadora, como también recoge la autobiografía del británico, Blessings in Disguise

El 30 de septiembre de 1955, el artista y su mecánico de confianza, Rolf Wuetherich se dirigían a una competición de fin de semana en el  "Little Bastard". Cerca de las 15:30 horas, una patrulla policial les marcó el alto al sur de Bakersfiel y les puso una multa por exceso de velocidad en una zona limitada. 

Más tarde, mientras Dean conducía por la Ruta 466, a la altura de Cholame, un estudiante de Cal Poly de 23 años, Donald Turnupseed, tras girar inesperadamente en una intersección al volante de un Ford, colisionó de frente con el Porsche del protagonista de Rebelde sin causa. El Spyder quedó totalmente destrozado por el impacto y Wuetherich resultó gravemente herido, pero sobrevivió, mientras que Dean se partió el cuello y falleció instantáneamente. Con sólo 24 años.

“Murió el jueves siguiente por la tarde en ese auto. Fue una de esas cosas raras. Fue una experiencia muy, muy extraña y espeluznante. Me agradaba mucho. Me hubiera encantado haberlo conocido más”, sentenció Guinness.

Pese a que sólo había estrenado una de sus tres películas, 'Al este del Edén', la muerte de Dean supuso un impacto emocional como no se había visto desde Rodolfo Valentino. Era un símbolo para la juventud: rebelde, inconformista y atractivo

Dean era un compendio de la frase que erróneamente se le atribuye: "Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver" (Frase pronunciada por otro aspirante a ídolo juvenil, John Dered en 'llama a cualquier puerta', de Nicholas Ray). 

Dean ni dijo la frase ni dejó un bonito cadáver. Pues el impacto del accidente provocó que el ataúd permaneciese cerrado por orden de la familia. 

Alec Guinness, el hombre que poseído por un presentimiento que jamás supo explicar vaticinó su muerte, ganó un Oscar un par de años después por El puente sobre el río Kwai y consiguió tres nominaciones más, entre ellas una por su papel de Obi Wan Kenobi en La guerra de las galaxias y se convirtió en una leyenda, esta real y poco trágica, del cine británico.

La guionista Thelma Moss, testigo de la siniestra profecía, dejó el cine para centrarse en la parapsicóloga, la fotografía Kirlian y el aura humana y escribió un best seller de la pseudociencia. Se titula 'Las probabilidades de lo imposible'. Curiosamente, ningún capítulo está dedicado a predecir la muerte de un desconocido.

 

 

 

EFVE