Estados Unidos conmemora hoy el 20 aniversario de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 con reverencia, pero en medio de un debate sobre sus acciones posteriores y una ocupación de Afganistán que terminó hace un mes en circunstancias "vergonzosas".
Dos mil 996 personas murieron aquel martes 11 de septiembre, cuando 19 militantes suicidas del grupo extremista islámico Al-Qaeda secuestraron cuatro aviones que hacían vuelos domésticos en EU y lograron lanzar tres de ellos contra las torres gemelas de Nueva York y el Pentágono, en Washington. El cuarto aparato cayó en Pensilvania.
Al menos mil personas han muerto desde entonces a causa de padecimientos, como cáncer, contraídos a partir de trabajos de la remoción de escombros de las torres.
El costo del ataque fue gigantesco: cerca de un millón de millones de dólares en propiedad destruida; además de costos de nuevas medidas de seguridad que incluyeron la creación del Departamento de Seguridad Nacional, pérdidas por el cierre temporal de mercados de valores, pago de seguros y unos siete mil millones de dólares en indemnizaciones a víctimas o familiares.
El mayor atentado terrorista en la historia de EU paralizó al país los siguientes tres días, y llevó a un cambio fundamental de prioridades políticas para el nuevo gobierno de George W. Bush.
Bush, que se había enfocado en América Latina y México se lanzó a una "guerra contra el terror" que llevó a la invasión de Afganistán y la expulsión del gobierno talibán, por haber dado asilo a Al-Qaeda. "Con nosotros o contra nosotros", declaró Bush entonces.
20 años después, sin embargo, Estados Unidos recién retiró a sus últimas tropas de Afganistán, y busca cómo evacuar a ciudadanos y aliados aún en ese país. El talibán está de regreso en el poder.
"A pesar de la enorme inversión financiera en el país y los terribles costos humanos soportados por EU Unidos, sus aliados y los afganos durante los últimos 20 años, las misiones militares de Estados Unidos y la OTAN terminaron en un fracaso vergonzoso y desigual", escribió el coronel George Shatzer. La capacidad de Biden está en debate.
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