PAPA FRANCISCO

Papa Francisco: Debemos guardarnos de la pereza espiritual

El Obispo de Roma invitó a los fieles a vivir un buen tiempo de cuaresma, de ayuno, pero "no de hambre"

MUNDO

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El papa Francisco advirtió que no se pueden quedar a disfrutar del momento espiritual, sino que hay que regresar y vivir la realidad. Foto: Pablo EsparzaCréditos: Foto: Pablo Esparza

El papa Francisco en su mensaje previo al rezo del Angelus, durante el segundo domingo de Cuaresma, habló del momento de la transfiguración de Jesús en el monte,  advirtiendo que no se puede uno quedar en la montaña y disfrutar del momento espiritual,  sino que hay que regresar y vivir la realidad.

"No podemos quedarnos en el monte y disfrutar solos de la dicha de este encuentro. Jesús mismo nos devuelve al valle, entre nuestros hermanos y a nuestra vida cotidiana. Debemos guardarnos de la pereza espiritual: estamos bien, con nuestras oraciones y liturgias, y esto nos basta. ¡No! Subir al monte no es olvidar la realidad; rezar nunca es escapar de las dificultades de la vida; la luz de la fe no es para una bella emoción espiritual. No, este no es el mensaje de Jesús", comentó el Santo Padre.

El Obispo de Roma hace el llamado a no quedarse en una vida contemplativa, hay que compartir la luz y el encuentro de Cristo con todos.

"Tengamos cuidado: el sentimiento de Pedro de que 'es bueno para nosotros estar aquí' no debe convertirse en una pereza espiritual... estamos llamados a vivir el encuentro con Cristo para que, iluminados por su luz, podamos llevarlo y hacer que brille por todas partes. Enciende pequeñas luces en el corazón de la gente; ser pequeñas lámparas del Evangelio que traen un poco de amor y esperanza: esta es la misión del cristiano", externó.

El papa Francisco, al final de rezo del Angelus, invitó a todos los fieles presentes en la Plaza de San Pedro a vivir un buen tiempo de cuaresma, de ayuno, pero "no de hambre".

"Y te aconsejo que ayunes, un ayuno que no te dé hambre: ayuno de chismes y calumnias", finalizó el Obispo de Roma.

Por Pablo Esparza / Vaticano